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Si es por lo que uno lee, escucha u observa a simple vista, el país está cada vez peor. Córdoba ya no marca una diferencia.
Hasta los porteños se asustan de lo mal que manejamos y de la agresividad que campea en esta bella ciudad, otrora típicamente “provinciana”. Por tal se entendía a una pequeña urbe, medianamente ilustrada, de hablar y andar cansino, con un proverbial sentido del humor.
Ya no existe sobremesa en la que nosotros mismos no nos preguntemos por qué estamos tan “mal”. Invariablemente, aparecen dos culpables: el Gobierno (cualquiera sea) y la televisión.
Con el primero, no nos vamos a meter. A la segunda no hay forma de absolverla de cierta responsabilidad, en la propagación de la “mala onda”. La grilla se alimenta de noticiarios con pocas buenas noticias; de programas que funcionan a base de escándalos, que luego son retransmitidos por los chimenteros. Incluso, las telenovelas tienen un grado de sexismo y provocación que te pone nervioso.
Sin embargo, la gente no es tonta. ¡No señor! Cuando tiene que pagar una entrada, se fija bien en quién la invierte. Basta con darse una vuelta por la famosa calle Corrientes, en Buenos Aires, donde está el grueso de la escena teatral, para darse cuenta que la pantalla es puro cuento.
Hoy, Moria Casán o Carmen Barbieri no llenan una sala ni a palos. Si Jorge Rial intentara cobrar para mostrarse con la ex “Niña” Loly mientras Marcelo Polino les saca el cuero, le alcanzaría con un puestito en la feria. En cambio, hay cuadras de cola para ver Stravaganza, no porque Flavio Mendoza esté con Tinelli, sino porque es un auténtico profesional. El musical Mamma mía (“chiquitita dime por qué …”) agota localidades sin un solo “famoso” en el plantel. El teatro tradicional, con excelentes actores y obras “con mensaje” o “para pensar”, está repleto de un público atraído por el boca a boca. Es el caso de Toc toc, La última sesión de Freud o Conversaciones con mamá.
Aunque parece dominar nuestras existencias, en realidad a la tele la vemos porque es gratis. Y no le creemos nada. Leer +
Por Rosa Bertino.
El 27 de julio último, la vedette Moria Casán estuvo en Paraguay presentando su show. Es su propia marca de fábrica y una Pyme andante, que se queja de los que “se cuelgan” de su voluminosa pechera. Con ese negocio a cuestas, viaje con frecuencia al interior de la Argentina y a países vecinos.
Por Rosa Bertino.
Las personas mayores tendemos a la reiteración, y al: “¿No lo dije yo?” Y la vida suele darnos la razón. Es cuestión de tiempo, nomás. Yo me cansé de decir que Marcelo Tinelli no va más. Lo expresé en cinco balances anuales consecutivos. Después Showmatch volvía con más despliegue y más espectadores, lo cual me obligaba a aclarar (en el anuario siguiente) que Marcelo no es comparable con Lía Salgado, Zulma Lobato o el “Facha” Martel. Es más bien como el Imperio Romano, que demoró siglos en decaer. Pero el crujido se viene sintiendo hace rato. Este año directamente hace plop, como en los dibujitos.