Por Juan Turello. Diez días después del triunfo que sacudió al mundo, la incertidumbre sigue siendo la principal consecuencia de la victoria de Donald Trump. Cuando se asiente la espuma sobre su polémica personalidad, la sociedad global tratará de descubrir cuál es el @realDonaldTrump, como se identifica en Twitter, señala mi nota en La Voz.

El discurso moderado de la noche del 8 de noviembre; la designación del líder de los republicanos, Reince Priebus, como jefe de Gabinete; y la eventual nominación de un hombre de Wall Street al frente de Tesoro, ofrecen una imagen distinta al Trump de las tribunas de campaña. Hasta prometió tener con la Argentina “las mejores relaciones de la historia”, luego de que la mostrara -ante sus fanáticos- como la oveja negra.

Macri iba tras los pasos de Obama y los demócratas. El escenario cambió. Asoma otro verano | Foto: archivo Turello.com.ar

¿Cuál es el real Donald Trump? Entre los políticos locales circula el chiste que “es igual a Menem”: en la campaña prometió una cosa, en la Presidencia hará otra.

A lo largo de 11 meses de gestión de Macri, el mundo cambió (más proteccionista, menos liberal). La tasa sube para financiar un déficit elevado y la economía no arranca.

• Trump: debe preocuparle la promesa electoral de que reducirá los impuestos a las compañías que repatríen a Estados Unidos sus capitales y que concentren allí la producción que se efectúa en otros países con menor costo laboral.
  Apostó a crear “millones de puestos de trabajo”, como les prometió a los llamados “Estados azules” del norte, en el límite con Canadá, que perdieron sus industrias. Estas, por menores costos, se asentaron en Canadá o en México, por las facilidades incluidas en el Nafta. Trump amenaza con denunciar esa zona de libre comercio, al igual que el Acuerdo Transpacífico, con el que se entusiasmó Macri, que ansía recuperar los mercados andinos (Chile, Perú, Colombia) y asiáticos. Este acuerdo no llegaría a ponerse en marcha, según advirtió.
• China. “Los chinos tienen la culpa”, se sincera uno de los funcionarios políticos de Macri. El crecimiento impresionante del gigante asiático, en base a un esquema social y laboral intolerable en los países occidentales, golpea a la clase media global, angustiada por la pérdida de puestos de trabajo. Se siente invadida por los productos Made in China y por los migrantes que recorren los países en busca de un mejor futuro.

Bajo esas premisas, la derecha reaccionaria impuso sus condiciones en Estados Unidos y Gran Bretaña, que apoyó el Brexit. La prédica contra la globalización creció en Alemania y Francia.

La economía global parece avanzar hacia el proteccionismo y en dejar atrás el libre comercio. La Argentina puede ser víctima de esa guerra económica, que incluye a las monedas.

El gobierno de Macri ya sufre las devaluaciones de Brasil y México, países con los cuales pretendía mejorar la balanza comercial.

• Tasas. Si los capitales están ‘obligados’ a volver a Estados Unidos, la lluvia de inversiones no se producirá. El dinero será más caro por la política de la Reserva Federal, que seguirá adelante con la suba de la tasa (el bono testigo a 10 años cotizó ayer a 2,25 por ciento). “Va a llegar a 2,5, no más, porque hay mucha disponibilidad financiera”, afirma Jorge Brito, presidente de los bancos nacionales (Adeba), en el intento de bajar la preocupación. “Lo que debe preocuparnos es la inflación y el déficit fiscal, más que las políticas de Trump”, completa.

En 11 meses, el mundo cambió radicalmente para Macri: Estados Unidos y Gran Bretaña alientan ahora el cierre de las economías, mientras que Brasil no da indicios de recuperación. Recién en 2018.

¿La apuesta será ahora recuperar el consumo interno? ¿Quién financiará el gradualismo fiscal (el déficit) y a qué costo? El cóctel del verano puede ser un trago peligroso de asimilar.

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Redacción Turello.com.ar

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