Por Claudio Fantini. Quizá nunca se sepa con exactitud la magnitud de los daños causados por el...
Mientras se debate en el Congreso cómo deberían actualizarse las jubilaciones y pensiones, el...
Por Juan Turello. El duro ajuste de Javier Milei incluye a muy pocos ganadores, aunque en las...
El Grupo Autocity concretó en los últimos meses dos hechos que ratifican su liderazgo en la...
Domingo Cavallo está en Córdoba, donde dice que "estudia" y se reúne con amigos, a muchos de los...
En los últimos días Google ha utilizado sus famosos Doodles, con una serie de juegos vinculados a...
El duro ataque del empresario Jorge Petrone, dueño de Gama (una de las mayores desarrollistas de...
El domingo pasado, desde la cuenta @Pontifex_es, se publicó el primer tuit del papa Francisco,...
Durante un acto realizado en la sede de la Fundación OSDE, en la ciudad de Córdoba, realizamos la...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Héctor Cometto. ❝Se juega como se vive❞, es la máxima futbolera que mejor representa a Diego Simeone. Apasionado, entregado, avasallante. Así jugaba y así dirige. ❝Hay que jugar con el cuchillo entre los dientes❞, fue una frase suya que lo pinta de cuerpo entero.
Así se formó un jugador que -sin su personalidad- se habría reducido y limitado absolutamente, pero con ella llegó al primer nivel internacional. Emblema de pertenencia en la Selección junto a grandes nombres como Maradona, Ruggeri, Passarella, aunque sin sus títulos, le tocó volver al club en el que más incidió, donde fue más determinante, en el que su pasión generó mares de contagio: el Atlético de Madrid.
Y provocó una de las más grandes revoluciones de los últimos tiempos. Cuando llegó, el ❝Aleti❞ estaba a dos puntos del descenso. Se recuperó y logró ganar la Europa League, la Copa del Rey (al Real Madrid), la Liga Española (al Barcelona) y sólo le falto la frutilla del postre: la Champions League.
Más allá de los trofeos, Simeone encontró jugadores funcionales a sus designios, con mucho en común: predisposición al esfuerzo, hambre de gloria, máxima dedicación al conjunto. Así surgió una razón para prodigarse por la victoria que no se sustenta en grandes presupuestos económicos ni en megaestrellas internacionales, sino en columnas más esenciales, más profundas, más auténticas.
Eso, hoy por hoy, es su verdadera revolución.●