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Desde prestigios medios internacionales como Time y Le Monde, hasta medios nacionales como La Nación y La Voz del Interior, consagraron al Papa Francisco como el personaje del año. Sucedió en un mundo con liderazgos en crisis o sin fuerza para lograr cambios.
Ésta fue una de las notas destacadas de nuestra página. Allí se destacó no sólo el cambio interno que pretende el Papa para una Iglesia que se alejaba de sus fieles, sino también para el mundo, con su mensaje de poner al hombre en el eje de las decisiones de los centros de poder, por su humildad y devoción por el trabajo y la familia.
Así lo analizaba el 12 de diciembre de 2013 Claudio Fantini. ❝No debiera sorprender, lo cual también es sorprendente. El Papa Francisco es el personaje del año de la revista Time, algo que no debiera sorprender porque sus acciones y definiciones lo venían mostrando entre los grandes protagonistas de 2013❞.
La portada de la última edición de Time coloca a Francisco en los niveles protagónicos alcanzados por Juan Pablo II cuando colaboraba con el sismo socio-político que sepultó el comunismo en la Europa central y la ex Unión Soviética.
Pope Francis is TIME’s Person of the Year for 2013 http://t.co/AXKIlnqqjr #TIMEPOY pic.twitter.com/xO9K2lDxxf
— TIME.com (@TIME) diciembre 11, 2013
La excepcionalidad del Papa argentino, es que alcanzó niveles similares de influencia internacional en los primeros meses de su flamante pontificado.
Ningún otro líder de estos años ha provocado tanta novedad en tan poco tiempo. Y en el caso de la Iglesia, la suma de esas novedades da como resultado una revisión profunda de las políticas eclesiásticas.
Simultáneamente, Francisco atacó, desde el trono de Pedro, la corrupción que carcomía a la iglesia desde el IOR (Instituto de Obras Religiosas) y las licitaciones vaticanas; el sistema de impunidades que acrecentaba la pedofilia en la vida sacerdotal, y la burocracia que imposibilitaba reformas desde los dicasterios que componen la estructura estatal del Vaticano.
Al mismo tiempo, Francisco abrió debates que bajo el reinado de Karol Wojtila parecieron cerrarse para siempre. Enfoques teológicos y cuestiones de dogma y doctrina, de repente pueden ser debatidos y repensados.
Y en el marco de semejante efervescencia, el Papa sorprendió a propios y ajenos con otro viraje histórico, el que apunta a la reconciliación entre el Vaticano y la iglesia tercermundista con su Teología de la Liberación».■
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