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Por Juan Turello. Está de moda. Los candidatos van a la televisión a contar sus propuestas. Lo hacen acompañados de sus futuros equipos de gobierno. El consultor Jorge Giacobbe lo justificó en Córdoba: “Presentar a figuras expectables, suma votos”, afirma en mi nota dominical publicada en La Voz del Interior.
Sergio Massa mostró a Roberto Lavagna como su futuro ministro de Economía y a José Manuel de la Sota como jefe de Gabinete. Y prometió desarmar el cepo en cien días. Si fuera electo, la actividad se paralizaría en ese período. Los exportadores no venderían y los importadores llenarían sus depósitos. Está claro: al cabo de cien días, el dólar será más caro.
Mauricio Macri introdujo a Alfonso Prat-Gay como el responsable de su política financiera. Para defenderse de la acusación del sciolismo de que una eventual gestión macrista hará una fuerte devaluación, Prat-Gay recordó que Axel Kicillof “es el ministro que más devaluó en la historia”. Tiene razón: el peso ya perdió 56% en 23 meses, y su gestión aún no terminó. Pero Prat-Gay no dijo qué hará.
Daniel Scioli anunció que su ministro de Infraestructura será Diego Bossio, titular de la Anses, como esta columna anticipó el 28 de agosto. Cómodo en su nuevo sillón, Bossio anunció créditos de 20 a 30 años para construir viviendas, con tasas del dos al 15 por ciento, que “hasta el tallerista de San Francisco va a poder pagar”, en alusión a la ciudad natal del conductor del programa, Alejandro Fantino. Si es tan fácil, ¿cómo no lo aplicó ya la Anses o la gestión de Cristina Kirchner? Sin bajar la inflación, esos plazos y esas tasas llevarán a la quiebra a cualquier banco. El “tallerista” está lejos de conocer cómo se derrota a la inflación de dos dígitos que el kirchnerismo registra de 2007 y que torna inviable cualquier inversión.
Candidatos siguen realizando promesas fantásticas, pero irrealizables a partir de la falta de dólares y el déficit fiscal.
Sin ir a los sets de televisión, en la semana hubo tres duras definiciones. Ramiro Sosa Navarro (IIE-Bolsa de Comercio) advirtió que las reservas líquidas reales a fin de año serán de 2.380 millones de dólares. La calificadora Moody’s advirtió que apenas “permitirán llegar al 10 de diciembre”. El Fondo Monetario Internacional cerró: “Argentina necesita un ajuste fiscal”.
El Gobierno pidió un nuevo préstamo en yuanes al Banco Popular de China en la asamblea del FMI en Perú. Los chinos dijeron que quieren “profundizar la relación”, pero que la respuesta final la darán en Buenos Aires “a mediados del mes próximo”. Diplomacia pura: prestarán luego de que se sepa quién será el próximo presidente y cuánto le comprará a China.
El gobernador electo Juan Schiaretti se anotó en esa estrategia: el financiamiento de los gasoductos troncales estaría prácticamente cerrado con bancos chinos. Algo es algo en un contexto de promesas grandiosas, pero de difícil cumplimiento.