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Por Rosa Bertino. Ahora se usan los contrafestejos. El más conocido, es el que animan los pueblos originarios para el 11 de octubre, víspera del ex Día de la Raza. Pero también están los detractores provinciales del 25 de Mayo (una “fiesta porteña”), o los que no entienden…
para qué están el Día de la Soberanía Nacional ni el de la Memoria.
Fiel a su estilo, Moria Casán (67) anticipó su contrafestejo del Día de la Madre. En la penúltima emisión del programa Malas Muchachas (domingos, a las 22, por C5N – TV por cable) se enfrentó mal con su hija y copanelista, Sofía Gala Castiglione (26). La chica empezó faltándole el respeto delante de todos, cosa que en realidad viene haciendo desde que largó el biberón.
¿Qué se puede esperar de una hija a quien su madre le pidió que le diga “Moria” y no “mamá”? El escandalete alimentó a la televisión chismera, y también inspiró a columnistas con terciario completo y análisis filosóficos.
Es notable el cuidado con que unos y otros se dirigen a Ana María Casanova (tal el verdadero nombre de la vedette). Lejos de criticarla abiertamente, siempre anteponen el “Moria es una profesional … una artista … una verdadera laburante”, etcétera. Será todo eso, pero no quita que viene exponiendo a su hija desde que era una criatura, alentando su participación en sesiones de fotos rayanas en la pedofilia. O imponiéndole el esquema transgresor, porque una “hija de Moria” no puede ser «costurerita» o ama de casa. Así le salió.
Sin embargo, ningún juez o autoridad de menores salió a defender los derechos de esa niña a tener una infancia y una intimidad. ¿No lo hicieron porque es imprescindible contar con una denuncia formal? ¿Acaso no pueden proceder de oficio?
El showbiz goza de una notable impunidad. Hay padres que venden, o canjean, muy caras, las imágenes de sus hijos. En ese sentido, el otrora adorado y ahora vilipendiado Maradona es casi una excepción, ya que interpuso una acción que le impide a Verónica Ojeda mostrar a Dieguito en cámara. O permitir que le saquen fotos.
De todas las vacas sagradas del espectáculo rioplatense, Moria es la más temida. A Chiche Gelblung, Gerardo Sofovich, Susana Giménez, Enrique Pinti, Jorge Rial o Antonio Gasalla no les tienen tanto miedo.
Moria conoce vida y pecados de todo el mundo, y no tiene el menor empacho en repartirlos a los cuatro vientos. Tiene más idas a Tribunales que un barrabrava de Independiente.
En lo único que no podemos dejar de darle la razón, es que con esa forma de ser y vivir mantiene a una multitud. Incluida su hija.