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Mientras todos los equipos se preparan para el inicio de los campeonatos oficiales de AFA (el hecho más impactante es la incorporación de Riquelme por Argentinos Juniors, que jugará en la Primera B), Belgrano le ganó la copa «Amistad» a Talleres por 3-1. Héctor Cometto lo comenta.
Dos hinchadas frente a frente, ida y vuelta de dos populares colmadas, el espectáculo esencial que -por efímero y fugaz- se atesora aún más. Leve y pasajero por la prohibición reinante y por las categorías que los separan.
❝El fútbol cordobés no encontrará su rumbo hasta que no recupere plenamente el clásico❞.
Si el management de AFA fuera como el de la NBA, moderno y eficaz, privilegiaría los clásicos más importantes del fútbol argentino. Así, no faltaría un Colón-Unión o un Atlético Tucumán-San Martín. Son la médula que recorre la principal estructura futbolística, combinando los dos centros fundamentales: pasión y dinero.
Talleres y Belgrano jugaron un partidazo desde que el primer gol destrabó el tremendo atasco de 55 minutos, hasta llegar a coronar con golazos un marcador inesperado.
Realidades distintas, metas diferentes. Una o dos veces por año se vuelve a intentar equiparar lo descompensado. Y permanece en las tribunas la esencia histórica del viejo y querido clásico cordobés: allí es donde siguen juntos, cercanos, equivalentes…vivos.