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  • La crueldad de EE.UU. denunciada en el llanto de los niños

    Publicado: 19/06/2018 // Comentarios: 0

    Por Claudio Fantini. La denuncia más cruda, reveladora y contundente de la cruel política migratoria de Donald Trump, la hicieron los niños. Fue el llanto de los pequeños separados de sus padres y encerrados en instalaciones de reclusión, mientras a sus progenitores los juzgan las autoridades norteamericanas. Constituyó el más claro de los mensajes contra la cruel política migratoria que se está poniendo en marcha en distintas partes del mundo.

    Los niños son separados de sus padres al tratar de ingresar a EE.UU. | Foto: twitter @cnnee

    Hasta una porción importante de la dirigencia republicana se unió a las voces demócratas que reclaman el fin de la criminalización de la inmigración ilegal.

    Separar a los hijos de sus padres, que están siendo juzgados, implica la reivindicación de un supuesto derecho a la crueldad, que se esparce en especial en Europa.

    La administración Trump responde que la ley que se está aplicando es anterior a su gobierno y que busca desalentar a los inmigrantes a “usar a sus hijos pequeños” para intentar el ingreso a los Estados Unidos.

    La oposición y un amplio coro de dirigentes republicanos niegan que exista una ley que imponga separar niños de sus padres, encerrándolos en verdaderos campos de reclusión, mientras sus progenitores son juzgados. Hacer lo que se está haciendo con miles de niños implica la reivindicación de un supuesto derecho a la crueldad.

    Contra esa reivindicación monstruosa, la ONG de periodismo de investigación ProPublica ha logrado grabar los llantos de los niños rogando que les devuelvan a sus padres, y los ha difundido por un mundo.

    La crueldad es usada por gobiernos de países que se suponen defensores de los Derechos Humanos.

    • Donald Trump no es el primero en actuar cruelmente para castigar la inmigración desesperada que huye del hambre o de la violencia que campea en Estados fallidos en América Central, África y el Oriente Medio.
    • El presidente xenófobo de Hungría, Viktor Orban, y el gobierno de Fidesz, su partido de extrema derecha, lanzaron a la Policía -con palos y perros- contra familias enteras de musulmanes, que intentaban atravesar la frontera para huir del genocidio que perpetraba ISIS en Irak y Siria. La imagen de una camarógrafa, que con una zancadilla hizo que el padre que corría con su hijo en brazos rodara por el suelo, retrató la crueldad de la política de odio contra los musulmanes y contra los gitanos de Rumania, que lleva adelante el gobierno húngaro.
    • En Italia, la imagen de esa crueldad mostró un barco atestado de hombres, mujeres y niños al que el gobierno le impidió desembarcar en sus costas. Roma los condenó a seguir en el mar, donde muchos habrían muerto de hambre y frío si las autoridades españolas no se hubieran apiadado de ellos.
    • Esta insensibilidad criminal del actual gobierno italiano muestra sus antecedentes en el discurso xenófobo y racista de Matteo Salvini, actual ministro del Interior y líder de La Lega (“La Liga”), partido de extrema derecha que desciende de la Liga Lombarda, con la que el exaltado Umberto Bossi quería separar el norte rico italiano de la “Roma ladri” y de la Italia pobre del sur.

    Ahora, el sonido reemplazó a la imagen. Las grabaciones que hizo secretamente la mencionada ONG en un centro de reclusión de niños en Texas, denuncia la crueldad de la política de separar a los inmigrantes ilegales de sus hijos pequeños.

    Esta aberración, a la que la ex primera dama republicana Laura Bush equiparó con la reclusión de familias enteras de residentes japoneses durante la guerra entre Estados Unidos y el imperio nipón, es la consecuencia inexorable de la política que tiene como punto de partida un discurso racista y xenófobo.

    Hay un vínculo entre la retórica cargada de desprecio hacia el mejicano y la criminalización del inmigrante imponiéndole, aunque sea temporalmente, la separación de sus hijos.

    Existe un puente entre el discurso que llama “agujeros de mierda” a muchos países pobres, y ese llanto desgarrador de los niños encerrados en galpones y custodiados como si fueran criminales.

    Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.

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