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Por Juan Turello. En la feria, que es la economía argentina, no a todos les va igual, aunque los datos negativos ocupan los titulares más grandes. Aun dentro de cada sector, las empresas tienen distintos balances, señala mi nota en La Voz del Interior.
La industria cayó 7,9% en julio y acumula una baja de 4% en el año, según el Indec. La producción fabril sumó 13 meses de caída. Los datos más negativos corresponden a la industria automotriz, por la caída de las ventas a Brasil, y al sector siderúrgico. La peor parte la están protagonizando los trabajadores del sector autopartista cordobés, donde hay riesgos de que se pierdan unos dos mil puestos en el próximo año. Las terminales locales producirían menos vehículos en 2017 que este año.
“Estamos negociando con los gobiernos para ver cómo salvamos el ‘mientras tanto’”, admite Isabel Liliana Martínez, al frente de la Cámara de Industriales Metalúrgicos, quien augura una recuperación entre fines del año próximo y principios de 2018.
La construcción se hundió 23,1% en julio, con una baja de 14,1% en siete meses. El sector perdió 72 mil puestos formales desde enero último.
¿Por qué el Gobierno no entrevió la profundidad del ajuste?, Marcelo Capello, economista-jefe del Ieral, responde: “En primer lugar no previó el pase a precios de la devaluación. Creyó que iba a hacer menor. El dólar a 14-15 pesos no había sido incorporado en todos los alimentos y en ciertas importaciones. La inflación le ganó al salario, por lo que cayó el consumo. Además, se demoraron las inversiones”, apunta.
Capello es optimista para el balance económico que tendrá Córdoba: la provincia recibirá un extra de 20 mil millones de pesos (recupero de la coparticipación, obra pública y el campo le ganan a la caída de las exportaciones y del salario real).
“El gran desafío de los políticos, donde no hubo una crisis, es explicarle a la población que tiene que gastar menos porque cayeron los precios de las materias primas”.
El campo se entusiasma con sembrar un millón de hectáreas más de maíz que en la campaña anterior. “Una hectárea de maíz mueve tres camiones, mientras que una de soja, sólo uno”, se entusiasma Javier Rotondo, titular de la Sociedad Rural de Río Cuarto, que organiza la muestra más importante de su historia. El ‘efecto derrame’ existe. “Tuvimos que subdividir las parcelas por la cantidad de expositores”, asegura.
Isabel Martínez admite que el sector metalmecánico ligado la construcción (por obras públicas y privadas) y al agro, se está recuperando. La venta de maquinaria agrícola creció 3% en el primer semestre. “Además, ya hay órdenes de compra para los proyectos de Fiat y Renault-Nissan”, apunta. No duda que esas inversiones –que superarán los 1.200 millones de dólares- se harán en la capital cordobesa. Autopartistas italianos están firmando acuerdos con firmas locales para ser proveedores de los nuevos modelos, que comenzarán a ensamblarse en unos 15 meses.
Si Brasil logra cerrar su crisis política, la recuperación puede comenzar en los primeros meses del año próximo. El real dejó de caer. Con el vecino país estabilizado, las economías regionales podrían recuperarse.
Augusto De la Torre, economista-jefe para América latina y el Caribe del Banco Mundial, apunta un dato que la comunicación de Macri no comunicó bien. “Los políticos tienen el gran desafío, en un entorno en el que no hubo una gran crisis, explicarle a la población que no puede gastar como lo hizo en la última década, porque cayeron los precios de las materias primas. Y la Argentina, que es la gran esperanza de la región, no es la excepción”, advierte el economista.
¿Qué gobierno se anima a decirle a la población que tiene que gastar menos y que los servicios serán más caros? El macrismo explica poco.