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Por Claudio Fantini. La frase hecha dice ❝para no ser menos❞, pero en el caso del PRO la sensación es que actuó ❝para no ser más❞. El país no salía de la perplejidad que provocó la aparente abolición del reprobado en el sistema educativo de la Provincia de Buenos Aires, cuando… cuando la Legislatura porteña aprobó distinguir como personalidad de la cultura a Marcelo Tinelli.
Quizá hay un apresuramiento en la consideración generalizada de que la reforma educativa de Daniel Scioli es un despropósito descomunal. Pero en la Argentina es difícil pensar en visiones vanguardistas que construyeron sistemas de excelencia educativa con métodos de calificación diferentes. Menos aun tratándose de Scioli, un dirigente que hizo de lo difuso un instrumento para conservar poder y para acrecentarlo.
No se había disipado la estupefacción causada por el gobierno de Buenos Aires, cuando los legisladores porteños aprobaron una iniciativa del macrismo, convirtiendo a Tinelli en personalidad de la cultura.
❝Lo hizo el macrismo, ‘para no ser más’ que el sciolismo❞.
Por cierto, la actividad cultural no se limita a la producción artística e intelectual. Nada deja de ser cultural por ser popular, o por no ser artístico-intelectual. Pero que se premie el rating y la cantidad de premios Martín Fierro, sin evaluar el contenido del producto que justifica la distinción, permite sospechar que detrás se esconde una intencionalidad política, tan demagógica como sería la intención de Scioli al restar exigencia a la decadente educación.
Tinelli es un conductor eficaz y talentoso, además de un productor televisivo de gran porte. No obstante, buena parte de su rating se apoya en el costado morboso de la teleaudiencia, siempre sediento de escándalo y confrontaciones violentas. La obsecuencia ante el poder que da el rating y la agresividad de un jurado que disfruta propinando humillaciones, forman parte del show que lidera la audiencia televisiva.
Al premio de las mediciones de audiencia y los auspicios multimillonarios, un cuerpo legislativo le agregó una distinción absolutamente discutible.
Lo hizo el macrismo, ❝para no ser más❞ que el sciolismo.■