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  • Abucheos e insultos en un país cargado de violencia política

    Publicado: 05/02/2013 // Comentarios: 1

    Los últimos abucheos a Amado Boudou (en Twitter: @BoudouAmado) y a Axel Kicillof, hombre fuerte de Economía, junto a los insultos de (y a) otros personajes nacionales, revelan la existencia de un país cargado de violencia política.

    Los últimos sucesos tuvieron como protagonistas al vicepresidente de la Nación, al encabezar los actos celebratorios de los 200 años del Combate de San Lorenzo, el bautismo de fuego de los Granaderos a Caballo que formó el padre de la Patria, José de San Martín, para liberar a esta región del dominio español. Los pobladores de esa localidad santafesina le reclamaron que no se hubiera dispuesto feriado nacional, como sucedió con similares conmemoraciones de las batallas de Tucumán (24 de septiembre de 2012) y de Salta (20 de febrero próximo). La Presidenta ha insistido en varias ocasiones que admira la trayectoria del general Belgrano, pero nada ha dicho de San Martín.

    El otro incidente tuvo lugar en un navío de Buquebus, en el que Kicillof, junto a su familia, se trasladaba de regreso a Buenos Aires. Al principio hubo gritos aislados, y luego se unificaron al cántico de «caradura» y otros insultos.

    ¿Esta violencia viene de arriba (del Gobierno) o de abajo (de los sectores que en el fondo rechazan la gestión de Cristina Kirchner (@CFKArgentina y han entonado y pintado cánticos agresivos contra la jefa de Estado)? La responsabilidad le cabe a ambas sectores, aunque la de los dirigentes es de mayor peso que la del ciudadano común.

    Cuando la Presidenta descalifica por cadena nacional a sus críticos e ironiza sobre dirigentes opositores («¿Alguien sabe si Bonfatti (por el gobernador de Santa Fe, en la foto junto a Boudou) volvió de vacaciones?») genera un clima violento hacia ellos, que también fueron elegidos por el voto popular. Lo mismo hacen sus defensores -por caso Aníbal Fernández (@FernandezAnibal) o Federico Luppi– cuando maltratan a los que señalan errores de la gestión presidencial o los insultan porque simplemente preguntan cómo hizo su fortuna.

    Ayer, todo el arco cristinista descalificó el «escrache» que sufrieron Boudou y Kicillof, cuando en realidad no se trató de un «escrache» (algo preparado y condenatorio ante el resto de la sociedad, como sí lo era la metodología nazi), aunque fueron hechos condenables protagonizados por ciudadanos comunes. Este sector también justificó al diputado Wado de Pedro cuando dijo que a Santa Fe la gobernaba el «narcosocialismo». Además, desde la televisión pública se ataca y degrada a los que critican el relato oficial.

    La oposición –Mauricio Macri (@MauricioMacri), Miguel del Sel (@MigueldelSelok), entre otros- o humoristas (Enrique Pinti)- también usan la violencia verbal para descalificar a Cristina Kirchner.

    También es violento bloquear una calle o una terminal de ómnibus, cercenando derechos de los demás.

    La violencia verbal es el primer paso de peores tragedia en la vida política. Todos debemos luchar por detenerla.

    Somos un equipo de profesionales que nos apasiona contar de una manera simple, sincera e independiente los principales sucesos que se desarrollan en el ámbito de la economía, sociedad, tecnología, deportes y showbiz.

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    Leer normas de convivencia

    Gustavo

    Publicado: 05/02/2013

    Los que llevamos las nieves del tiempo que platearon nuestra sien (así dice la letra del tango Volver) a esta película ya la hemos visto en algunos de los pasajes más negros de nuestra historia, con distintos personajes pero (lamentablemente) se repiten en un gobierno justicialista. La polarización que ha invadido los espíritus y comportamientos de políticos, artistas, profesionales y ciudadanos comunes es de grave importancia para un futuro incierto que nos està llevando esta intolerancia que viene de arriba para abajo o sea piramidal, provocando violencia que engendra violencia. No hay conversación u actos en la cual no se ataquen a los que opinan distinto ya sea del bando que sean. Estas son las consecuencias de esta nefasta política de confrontación que ha llevado a cabo en forma exponencial Cristina Fernández y sus obsecuentes consecuentes colaboradores y simpatizantes. Esta juventud (gracias a Dios) no vivió los tristes episodios que enlutaron a nuestra Argentina en los 70, y sería muy prudente de parte de los responsables y representantes de las fuerzas políticas que bajen un poco el tono y las provocaciones de esta locura que nos ha dominado mediante una política constante de confrontación al mejor estilo Gramsciano.- Por último dejo este viejo pero nunca desactualizado "sabio" refrán: "EL QUE SIEMBRA VIENTOS, COSECHA TEMPESTADES".-