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Por Héctor Cometto (Periodista deportivo, analista en los ciclos informativos de Teleocho Córdoba). En 1972 se descolgó un cartel en la oficina de La Masía que decía: “Si traes un jugador de menos de 1,80 metrs da la vuelta y vete”. Laureano Ruiz implementó el juego de control de pelota…
… que había observado en el Ajax holandés, donde jugaba Johan Cruyff, después jugador, técnico y emblema culé (este nombre surgió de la primera cancha de tablones, desde afuera se veía a la parte de atrás de los espectadores sentados). Fue tras una derrota con un equipo de juveniles con el nombre de la cerveza Damm. Y el fútbol, no sólo el del club de la ciudad condal, sino el de todo el mundo, cambió para siempre.
Se vienen días fundamentales para el Barcelona, la expresión futbolística más espectacular de la historia. Juega con el Real Madrid la revancha de la Copa del Rey, la fecha del torneo y el 12 de marzo la revancha con el Milán, después de haber perdido 2-0, en una de las peores derrotas de mucho tiempo a esta parte.
Es tan importante el partido con los italianos que los del Real parecerían molestar en la agenda, ser distractivos de la meta principal. Es que la derrota en San Ciro caló hondo en el espíritu azulgrana: desde que asumió Pep Guardiola en 2008 nunca había perdido así: con sólo un tiro al arco contrario, sin ese espíritu de rebeldía que lo ha caracterizado, rindiéndose ante la supremacía de un planteo ya conocido. Con Chelsea fue eliminado en la Liga anterior, pero fue luego de 28 remates directos.
“No prometo triunfos, sí que persistiremos hasta el final”, fueron las palabras de Guardiola cuando asumió. Es lo que deberá hacer ahora el equipo, sin tener en la charla previa, en la preparación del partido al hombre de Santpedor, ni tampoco a su sucesor Tito Vilanova, tratándose de su enfermedad en Nueva York. Jordi Roura no puede generar lo que necesitan estos jugadores, deberán ser los propios jugadores los que rompan la sensación que pesa sobre sí: que fue una caída de fin de ciclo.
No está en juego aquella idea: la mística seguirá. Sí hay un desafío, y es apasionante. La rebelión del mejor jugador y el mejor equipo del mundo.