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Por Héctor Cometto. “La primera regla de supervivencia es que nada es más peligroso que el éxito de ayer”. Así comenzaba el mensaje que Luiz Felipe Scolari, entrenador de Brasil, pegó en los casilleros del vestuario para sus jugadores antes de enfrentar –y ganarle- a España.
Podemos viajar sobre esta verdad hacia la generalidad y remarcar que un país y otro vienen de embriagarse con los éxitos. España sufre la resaca del dispendio económico y en Brasil, Dilma trata de reaccionar luego del blindaje de fama y prestigio que disfrutó Lula.
Y los más de 400 mil millones de reales a gastar-invertir entre Copa Confederaciones, Mundial y Juegos Olímpicos para resaltar el poderío con una fiesta, como se hace de tiempos inmemoriales (Antigua Roma, Hitler, proceso militar), con matices y sin querer comparar, no es algo que deje de generar indignación. Y hoy esa indignación se moviliza.
Video de Carla Duaden (brasilera) donde explica por qué no ira al Mundial de Brasil 2014.
Felipao remarcaba que España venía de ganar todo. Y Brasil necesitaba refundarse. Y el técnico, asistido por Carlos Parreira, dos campeones en el banco, le da carácter.
Mientras España, Italia, Alemania, Inglaterra mejoran su juego saliendo de la rigidez esquemática, el “scratch” le agrega capacidad defensiva a su eterno “jogo” bonito.
Su máxima estrella, Neymar, está enfocada en su máximo desafío: demostrar que es un jugador importante, no solamente un gran producto. Es que en fútbol, todos los caminos todavía conducen a Barcelona, y el mundial dirá si viran a Alemania, luego de lo que se vio en la final de Liga de Campeones.
Neymar es una mezcla de Kaká y Ronaldinho. Él, Felipao y la Selección refuerzan la alegría que SÍ parece tener FIN: el límite es no tener en cuenta las prioridades de la gente. ●