Por Marcelo Capello, de IERAL– Fundación Mediterránea. Se podría denominar “Keynerismo” a la particular interpretación que se desprende de la política económica del kirchnerismo respecto de las ideas del notable economista inglés John Maynard Keynes.
También podría definirse como “keynesianismo asimétrico”, por cuanto toma las ideas que él había aconsejado sólo para los momentos de depresión, y que el Gobierno aplica en cualquier momento y circunstancia.
Al contrario de las recomendaciones contracíclicas de Keynes (el Estado debe gastar más en las recesiones y menos en las expansiones), lo que se observa en la experiencia argentina es una política generalmente procíclica, en que a mayores aumentos del PIB nominal corresponden también mayores incrementos del gasto público, exacerbando, y no morigerando, el ciclo económico. Entre 2003 y 2012, el gasto público creció más que el PIB, ya sea cuando éste caía (2009), crece poco (2012) o crecía mucho (resto de los años).
Variación anual del PIB, el gasto público y la base monetaria (reales)
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea.
La política fiscal resultó más procíclica a partir de 2007, cuando el gasto público superó por varios puntos porcentuales el crecimiento de la producción. Fue en ese período también cuando se aceleró la inflación, con una tasa anual promedio de 22%, cuando entre 2003 y 2006 los precios habían subido sólo al 8% anual.
La repetición de una política fiscal fuertemente expansiva en cualquier circunstancia, la vuelve finalmente inefectiva.
El uso de recursos extraordinarios ha minado la fortaleza de las reservas internacionales del Banco Central (pasaron de representar 17% del PIB en 2007 a 10% en 2012) y del Fondo de Sustentabilidad de la ANSES, que de un máximo de 12,4% del PIB a fines de 2010 pasó a 10,6% en el primer trimestre de 2012.
Reservas BCRA como porcentaje del PIB.
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea.
Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES en % del PIB
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea.
Con menos capacidad de respuesta fiscal ante la ralentización en el nivel de actividad, en 2012 el Gobierno reformó la Carta Orgánica del BCRA para ampliar su poder de fuego, aunque ello aumenta la posibilidad de alta inflación a futuro.