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Por Eugenio Gimeno Balaguer. La inteligencia tiene que resolver problemas prácticos y allí se advierte que la realidad es más compleja, porque las personas lo son, y se fracasa al no contemplar su reacción. Las soluciones tienen que ver con las personas y su pensamiento.
El economista John Kenneth Galbraith afirmó: ❝La educación es lo primero. Nosotros los economistas, hemos equivocado las prioridades. Pensábamos que podíamos comenzar con la inversión de capitales, pero tendríamos que haber comenzado con la inversión en educación❞.
¡Cuántos gobernantes se ufanan de ser o haber sido, por ejemplo, grandes constructores de escuelas o de viviendas, pero si, primero, no hemos educado a sus futuros beneficiarios, el hecho en sí no es lo eficaz que podría haber sido!
Por ejemplo saber sacar provecho de una escuela, de una vivienda o de un hospital es más importante que sólo tenerlos. Empresas y gobiernos que no innoven permanentemente tenderán a desaparecer en el primer caso, y a fracasar en el segundo.
Todos podemos ser creativos. A veces nos lo tienen que decir y crear las condiciones. Tienen que creer en nosotros. Crear es poder decir ❝sin mí esto no hubiera existido❞, y la inteligencia individual se desarrolla siempre en un entorno social que favorece su desarrollo o lo bloquea. Por fortuna, empresas y organizaciones gubernamentales e intermedias están tomando muy en serio la inversión en formación.
La organización inteligente es la que es capaz de aprovechar al máximo los talentos de sus empleados. Al respecto hicimos un ranking muestral en Córdoba, en empresas y en organismos públicos, tuvimos algunas sorpresas, pero la evidencia mayor, no tan sorpresiva para nosotros, fue la detección del tremendo potencial no utilizado en los empleados existentes.
❝Hay un enorme talento sin utilizar❞.
De esta experiencia es fácil inferir el tremendo potencial no utilizado en nuestros profesores, en nuestros alumnos y, por qué no, en nuestros ciudadanos, gente que ha recibido capacitación y se encuentra en estado improductivo porque está dedicada a otra cosa distinta de aquella para la cual se preparó.
Estamos convencidos que hay un enorme talento sin utilizar, recursos impresionantes para un país inteligente, que aspira a una revolución incruenta plasmada en un gran proyecto educativo que añada valor, que colabore a la aparición de una sociedad menos conflictiva, menos desastrosa, aumentando el capital social.■