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Por Matías Altamira (Abogado especializado en Derecho Informático, matias@altamiragigena.com.ar). Las noticias internacionales sobre el escándalo del ex jefe de la CIA David Petraeus y sus mujeres explotó cuando una de ellas informó al FBI que estaba recibiendo amenazas…
… vía un correo electrónico. La investigación, sorpresivamente, terminó en la computadora del súper jefe del espionaje.
Objetivamente, el FBI de manera secreta rastrea las comunicaciones electrónicas privadas y encuentra que, en medio de estas mujeres –Paula Broadwell (la amante, en la foto junto al general) y Jill Kelley (la mujer amenazada)- estaba involucrado el súper general del Ejército de Estados Unidos, en ese momento al mando de la CIA.
¿El FBI vulneró la privacidad de Petraeus?
Lo cierto es que su “expectativa de privacidad” estaba dividida, ya que para con terceros (emjleados, subalternos, público en general) tenía el ciento de ciento de expectativa, es decir estaba seguro que muy pocas personas podían conocer sus movimientos, comunicaciones y demás actividades personales. En cambio, su expectativa era o debía ser nula para con sus superiores y organismos de control, como el FBI, ya que por sus sensibles funciones, debía ser celosamente controlado para que las filtraciones no sucedieran desde su ámbito de acción.
A medida que mayores acciones secretas se manejen, mayor será la expectativa de privacidad hacia los dependientes y menor será para con los superiores.