Por Daniel Scandizzo. Postales de la segunda década del siglo: el candidato se enfrenta a todos los flashes en el momento de emitir su sufragio. Probablemente transite el día más importante de su vida. Puede terminar en éxito o fracaso. Festejará o ensayará argumentos para justificar lo que no fue.
En la postal el candidato luce informal, jeans, zapatillas, camisa afuera del pantalón, media barba. Pretende mostrarse joven, atraer a esa legión de votantes menores de 30 años. Quiere parecerse a ellos: vital, desprejuiciado, desalineado, enérgico, cercano. La corbata es un elemento de museo, como lo es la oratoria de niveles superlativos de los líderes del Siglo 20. La comunicación fue palabra y hoy es imagen. Fue contenido y propuesta, hoy es trending topic. Fue perenne, hoy es fugaz. Fue sólida, hoy es precaria.
¿Es una crítica? En absoluto, no me siento en condiciones de avanzar tanto. Es sólo mi percepción de la realidad.
❝El líder debe retener e inspirar a sus equipos❞
En las organizaciones, la situación no es muy diferente. El conocimiento superó al capital y al trabajo como fuerzas de producción. El conocimiento reside en las personas y las personas no se compran como mercancías. Las personas son el recurso clave para lograr innovación y competitividad. El líder deber retener e inspirar a sus equipos.
Desafío de dimensiones para el nuevo liderazgo “casual”.
Según un relevamiento publicado por la revista Apertura, el 73% de los jóvenes argentinos no admira a ningún líder. El 23% restante respondió que al podio de los más admirados se suben el Papa Francisco, Steve Jobs y Bill Gates. El fundador de Apple –sin soslayar su polémica personalidad– supo decir: “la dirección trata de persuadir a las personas de llevar a cabo tareas que no quieren realizar, mientras que el liderazgo las inspira a ejecutar tareas para las que no se creían capaces”.
Concuerdo totalmente con la mirada positiva del liderazgo “de los viernes”. “Los empleados motivados por sus líderes tienen 87% menos de probabilidades de dejar una organización que aquellos que no lo están”. Sólo una exhortación: que esa imagen de líder cálido, simpático, creativo, inspirador, receptivo y auténtico no se esconda detrás de un director presuntuoso, aburrido, irrelevante, monótono y cerrado.
Hasta la próxima.
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