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  • Facebook y la manipulación política siglo XXI

    Publicado: 20/03/2018 // Comentarios: 0

    Por Claudio Fantini. El escándalo por el uso de datos personales de usuarios de Facebook tiene múltiples derivaciones. La derivación económica-financiera se ve en la caída estrepitosa de las acciones de la red social (desplome en Wall Street). La derivación política agranda el cono de sombra que oscurece el triunfo de Donald Trump y ofrece nuevas pistas en la investigación del fiscal Robert Mueller sobre la injerencia rusa en esa elección norteamericana. Repasemos.

     

    Zuckberger celebra los 500M de usuarios de Instagram. Ahora, problemas en Facebook | Foto: El Confidencial

    Zuckberger celebra los 500M de usuarios de Instagram. Ahora, problemas en Facebook | Foto: El Confidencial

    Esto ocurre porque la consultora británica Cambridge Analytica usó datos personales de 50 millones de usuarios de Facebook para confeccionar propaganda política a medida de cada usuario analizado. Al mando de esta empresa está Robert Mercer, un millonario mecenas del Partido Republicano, ideólogo de Trump y allegado a quien condujo la campaña electoral del actual presidente, Steve Bannon.

    El bombardeo de fake news y propaganda personalizada sólo pudo llevarlo a cabo el escuadrón de hackers rusos, que también actuó en otros actos electorales de potencias de Occidente, como el referéndum sobre el Brexit en Gran Bretaña.

    Si Cambridge Analytica usó los datos sustraídos a Facebook para actuar a favor de Trump, es posible deducir que a esa actuación la compaginó con el gobierno ruso.

    En Latinoamérica, el gobierno de Hugo Chávez fue el primero en plantear abiertamente la conformación de “guerrillas informáticas”, que actuarían en las redes como escuadrones de defensa del gobierno chavista y de ataque a los opositores y a los periodistas críticos.

    Es posible que el adiestramiento de esos escuadrones de ataque en las redes sociales, escalón inmediato anterior de los trolls, lo haya brindado Rusia, la primera potencia que compaginó ofensivas en la web.

    Rafael Correa, en Ecuador, y Daniel Ortega, en Nicaragua, también habrían sido asistidos por Rusia en ese novedoso terreno de lucha política. La lógica indica que en la Argentina es posible que Cambridge Analytica o los batallones rusos de hackers, hayan actuado a favor del kirchnerismo.

     

    Facebook y democracia

     

    Más allá de estas derivaciones puntuales que sacuden empresas y escenarios políticos, está la derivación que debería tener en la concepción de la democracia.

    Cambridge Analytica habría sido la primera en usar información personal de ese modo, pero cualquier red social puede hacerlo, o puede vender información para que sea usada de ese modo.

    Cada usuario de Facebook o de Twitter, por ejemplo, brinda esa información todo el tiempo. Marcando los “me gusta” y eligiendo a quién seguir. De hecho, el usuario les da la información con la cual esas mismas redes le proponen otros sitios para seguir.

    Las redes sociales implican la posibilidad de elaborar “psicografías” para dirigir propaganda política y falsa información, confeccionadas a medida de la mente receptora.

    La lucha por el poder se ha trasladado a las redes, porque las posibilidades de manipulación psicológica se dan en ese escenario.

    La propaganda recorrió la historia valiéndose de distintos instrumentos. La monumentalidad de los templos, los ropajes sacerdotales y la sacralidad de las liturgias implicaban la manipulación que la religión hacía para sostener su poder.

    La monumentalidad de los palacios, la pompa de los actos y los carruajes y las vestimentas de reyes y de nobles eran el lenguaje propagandístico del poder en las monarquías.

    Los actos multitudinarios y los discursos del líder constituyeron, a izquierda y derecha, el lenguaje del poder para manipular al hombre y la mujer del siglo 20.

    En el siglo XXI, el terreno de esa manipulación, a la vez escenario de las luchas políticas, está en las redes sociales.

    El fenómeno de “la grieta”, que divide sociedades e inocula odio político y social en todas las democracias del mundo, está relacionado con los compartimentos tribales que se forman en las redes y potencia ensimismamientos grupales.
    Nada más fácil de manipular mediante la propaganda y las falsas noticias que a una persona agrupada en las tribus ensimismada.

    La democracia del siglo XXI está obligada a defenderse de las nuevas asechanzas. Para hacerlo, debe comprender el nuevo escenario de la lucha política. Ese escenario ya no es el partido, la plaza, ni la calle, sino la web y esos compartimientos ensimismados, que moldean tribus y permiten obtener datos psicológicos individuales.

    Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.

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