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Por Gastón Utrera (Economista, titular de la consultora Economic Trends). El título de esta nota no hace referencia a pronósticos sombríos sobre la coyuntura, sino a la marcada tendencia al aumento de la informalidad, a la llamada economía “en negro”…
… con actividades que son ocultadas a las autoridades para evitar el pago de impuestos y cargas previsionales y/o para eludir controles y prohibiciones.
Si bien es difícil cuantificar el fenómeno, ya que por definición se trata de actividades ocultas, no registradas por las estadísticas oficiales, en las últimas décadas se han desarrollado métodos para medirlo. El más usado tiene en cuenta el hecho de que las transacciones “en negro” se realizan en efectivo, generando así una demanda de dinero adicional a la que requiere la economía formal, que “deja rastros” en las estadísticas económicas y, por lo tanto, permite medir cuánto dinero estaría siendo usado para transacciones fuera del circuito formal, permitiendo estimar su volumen.
Con esta metodología, los números de Economic Trends son contundentes: mientras en 1940 la informalidad representaba el 14,7% de la economía total, en 2012 equivale al 44,6% (ver aquí presentación «El desafío de la informalidad»). Con presión impositiva e intervenciones del Estado en la economía cada vez mayores, es difícil que esa tendencia se revierta en el corto plazo.
Y he aquí otra “carambola” que favorece al Gobierno nacional, como está ocurriendo con la pesificación forzada de la economía y el “efecto billete de 100”: más demanda de pesos para hacer transacciones fuera del circuito formal amortigua el impacto inflacionario de la emisión monetaria. Por eso, el 40% anual de emisión monetaria genera “sólo” 25% de inflación.