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Por Claudio Fantini. El armamentismo británico en las islas Malvinas podría no ser sólo una decisión de Londres. Es posible que la OTAN esté reacomodando sus fichas en el tablero mundial, con vista a los virajes geopolíticos, que están modificando la escena internacional.
La argumentación esgrimida por el secretario de Defensa británico, Michael Fallon, para justificar el significativo refuerzo militar en las islas, tiene un lado lógico y otro descabellado.
Seguramente es cierto lo que dijo el Gobierno argentino al rechazar de plano que esté planeando una nueva guerra en Malvinas, esta vez, según la denuncia inglesa, con el apoyo de Rusia. No obstante, tiene lógica que Rusia tenga un plan de tentar a la Argentina para que vuelva a aventurarse en un choque militar por el archipiélago austral.
Desde el punto de vista estratégico, que la OTAN distraiga sus fuerzas en un conflicto para retener Malvinas, aliviaría la presión militar que la alianza atlántica está aplicando sobre Rusia por la guerra en Ucrania.
Para Moscú, sería beneficioso que la Argentina se dejara tentar, pero es impensable que un Gobierno argentino tome esa decisión.
No es Londres, sino Bruselas (sede de la OTAN), donde se habría resuelto incrementar la militarización de Malvinas y colocar el extremo sur de Latinoamérica en foco de tensión geoestratégica por la presencia china.
La afirmación de que “Argentina es una amenaza muy viva”, expresión que usó el gobierno de David Cameron para justificar el incremento del gasto militar por Malvinas, suena como que Venezuela representa una “amenaza extraordinaria e inusual contra la seguridad” de Estados Unidos, según la declaración de emergencia nacional que hizo recientemente la Casa Blanca.
La verdadera razón, sin embargo, podría no haber sido mencionada en las justificaciones que se dieron. Esa verdadera razón del armamentismo en Malvinas podría no ser Rusia, sino China.
Es cierto que la Argentina se reubicó en el tablero geopolítico. Y ese corrimiento implica, entre otras cosas, un fuerte posicionamiento de China en el cono sur del continente americano. Por caso, la sociedad argentina no tiene en claro cuál será la función de la base china que se construye en Neuquén.
Es posible que los analistas geoestratégicos de la CIA y el MI-6 (inteligencia militar británica) consideren que Malvinas debe ser el punto de control y de presión militar sobre ese posicionamiento chino en la Patagonia.
En ese caso, no es Londres, sino Bruselas, donde está la sede de la OTAN, el lugar donde se decidió incrementar sustancialmente la militarización de Malvinas y colocar el extremo sur de Latinoamérica en el foco de tensión geoestratégica.