La disputa que protagonizan los gobiernos de Cristina Kirchner y José Manuel de la Sota se extendió a los índices de desocupación, además de la que ya mantienen por el subsidio para la Caja de Jubilaciones y la obra pública.
El aglomerado Gran Córdoba (1.435.000 habitantes) registró en los tres primeros meses de 2013 el mayor desempleo de los últimos 14 trimestres. Además, la tasa de desocupación (10,8%) es 36,7% más alta que la del promedio país, que llegó a 7,9%.
En definitiva, ahora hay 122 mil cordobeses (71 mil desempleados y 51 mil que tienen un trabajo precario y quisieran trabajar más) que tienen problemas de inserción laboral. Por contraste, a Río Cuarto le fue mejor, ya que la desocupación se redujo de 4,8 a 4,2% entre 2012 y 2013.
El ministro de Industria de la Provincia, Jorge Lawson, fue la voz cantante de las autoridades cordobesas en poner en dudas las cifras difundidas por el INDEC. “Nos generan ciertas dudas”, afirmó muy temprano, cuando los números comenzaron a ser usados por los kirchneristas para señalar los errores de la administración delasotista y su impacto en la economía provincial.
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En tono irónico, el funcionario cordobés se defendió: “Si creemos que La Rioja tiene pobreza cero como dice el INDEC; que la inflación de los últimos 12 meses es del 10%, entonces tenemos que creer que la desocupación creció en Córdoba, como en el resto del país”.
Lawson pidió que el INDEC mida con otra vara, ya que –afirmó- «en Córdoba sólo el 9% de los empleados está en el sector público, mientras que hay provincias donde el 60, 70 u 80% de los trabajadores son empleados públicos”.
Por último, el ministro de Industria insistió en que Córdoba trabaja por un modelo diferente que es “apostar a la generación de empleo, a la radicación de empresas y al desarrollo de los emprendedores, creando fuentes de trabajo genuinas”.
Más allá de la pelea política, hay datos económicos que justifican una suba en la desocupación, al igual que en el resto del país. Salvo el automotor, los restantes sectores metalmecánicos (construcción y maquinaria agrícola) se estancaron; se cayó la obra pública y las ventas de inmuebles se redujeron 30% (la construcción acusa una baja de 3.000 puestos, según el gremio), la actividad inmobiliaria y en las casas de cambio se achicó al mínimo. La industria funcionó a menor ritmo en el primer trimestre y hubo menos turismo que en 2012.