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Por Héctor Cometto (Periodista deportivo, analista de los programa informativos de Teleocho Noticias). Imagínese que conquistó a la mujer –o al hombre- de sus sueños y ya lleva un tiempo con ella –o él-, tras una búsqueda ardua y mucha seducción.
Pongámosle un nombre…
… por gusto propio diría Mónica Bellucci.
Antes de una noche más a su lado, coloque el despertador a las 4 de la mañana. Interrumpa su sueño, levante la sábana, mírela dormir, contémplela, y podrá exclamar: ¡Mirá lo que estoy viviendo! Vuélvase a dormir, valorando lo logrado.
Es que si no hacemos algo así, corremos el riesgo de que lo extraordinario se vuelva rutina y nosotros nos convirtamos en ingratos y despreciativos.
Eso tiene que hacer hoy un hincha de Belgrano. Darse el impulso para salir de la vorágine demandante de éxito constante, analizar lo que está viviendo… ¡y disfrutarlo como nunca!
En el fútbol de Primera, tras el protagonismo mundial por el “Monumentalazo” (hacé click para revivirlo) con la vida institucional normalizada, con uno de los predios más imponentes de la Argentina y un orden propio de pocos clubes, sólo los ejemplares, el celeste de Alberdi transita el mejor momento de su historia.
Tenga en cuenta, especialmente, todo lo que luchó para conquistar a Bellucci. En circunstancias extremas, el “Luifa, Luifa”, o el “Uruguayo, uruguayo” sonaban como únicos hilos de vida ante la enfermedad crónica de un nuevo descenso.
El 26 J dio las imágenes para la parte central del museo. Belgrano las tenía, pero sepiadas y ajadas, salvo el ascenso con Olimpo, pero con otra caída después. Allí estarán Olave, Farré, el Picante” y compañía, reviviendo aquel momento histórico. Para que el padre vuelva a rememorar con su hijo ese momento en el sintió que recompensaba a su descendiente compañero de sentimientos, que antes se les desviaban hacia Buenos Aires, con los éxitos de Boca, o a España, con los del Barcelona.
Hay un estilo Belgrano. De liderazgo, de conducción, descendiendo de Armando Pérez, pasando por Ricardo Zielinzki y llegando a Olave, Turús, Farré . Y eso es lo valorable: hay una mística que sustenta el proceso, que descarta pequeñas victorias superficiales y efímeras y consolida la esencia para hoy y mañana, algo muy difícil de conseguir en la Argentina futbolera actual.
A hacer la pausa entonces, a vivir el momento sin dejar de mirar para atrás, y también para adelante. Disfrutar y hasta si quiere, pellizcarse. Sí, está sucediendo.