Por Juan Turello. Alberto Fernández está enojado; desbocado, mostró su peor actitud en México, durante la gira oficial más importante que realizó hasta ahora. Sus gestos generan desconfianza, que no ayuda a la recuperación de la economía. Desde la capital azteca , cuestionó a la Justicia, a la oposición y a los medios de comunicación. Un error estratégico: no se castiga a las instituciones y a los miembros de una nación desde el atril de la sede oficial de otro país, señala mi nota en La Voz.