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Mientras el Gobierno proyecta captar 3.000 millones de dólares del colchón de los argentinos, la Comisión de Economía del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) de Córdoba alertó que “tomar deuda para gastos corrientes es la peor decisión”. El instituto sugirió que todo endeudamiento debe dirigirse a financiar la infraestructura que necesita el país.
El economista Guillermo Pizarro reconoció, por otra parte, que una mayor profundización del ajuste “haría insostenible la situación para miles de familias argentinas”. «Equilibrar el gasto no es fácil, por las demandas sociales. Ni siquiera en cuatro años se llegará al déficit cero, que había anunciado el actual Gobierno en campaña. Hay sectores sociales que están complicados”, completó.
La Comisión de Economía presentó su habitual informe mensual, en este caso titulado “Deuda pública”. “El acuerdo del Gobierno con los holdouts permitió a la Argentina salir del default después de 15 años. Hoy, los ratios de la deuda no son malos, pero el peso de los pagos sobre la recaudación es creciente en los últimos dos años”, apunta el trabajo.
Pizarro y Mary Acosta, los economistas del CPCE que expusieron el trabajo, recordaron que la historia del país evidencia que la relación deuda externa y crisis económicas se repite de manera recurrente, por lo que para evitar caer en ese círculo vicioso se debe “atraer inversiones externas, aumentar la competitividad y la producción, promover y facilitar las exportaciones”.
En 2016, el Estado emitió obligaicones por 16.500 millones de dólares, con lo cual la deuda pública alcanza actualmente a 239.200 millones. Por acreedor, el sector público se convirtió en un actor importante después de 2004, al reemplazar al segmento externo. El sector público representa poco más del 60% de las acreencias.
El acuerdo con los holdouts supuso una emisión de bonos por 16.500 millones de dólares, de los cuales 9.300 millones son para los fondos. La tasa de 7,14% implica un ahorro de cuatro puntos, unos 3 mil millones de dólares. Acosta señaló que la tasa es más baja que la pagada en el pasado reciente, pero está por encima del valor histórico de la tasa Libo más tres puntos.