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Por Claudio Fantini (Periodista, politólogo, docente de la UES 21). El fantasma de Kim Il Sung merodea por Venezuela. La Constitución de Corea del Norte lo declaró “inmortal”, por lo tanto ha sido, es y será “presidente eterno” del país comunista. Que haya muerto en 1994 es apenas un detalle.
Por eso su hijo Kim Jong Il, y a la muerte de éste su nieto, Kom Jong Un, lideraron Corea del Norte pero con el cargo de vicepresidentes, y sin autoridad para modificar lo esencial del régimen creado por el “presidente eterno”.
Kim Il Sung parece merodear por Caracas desde que el país caribeño vive una situación extraña. Otro país tiene en sus manos la vida de su presidente Hugo Chávez (en Twitter: @Chavezcandanga) y monopoliza la información sobre su gravísimo estado.
La realidad sería menos extraña si se hubiera aplicado el artículo 233 de la Constitución Bolivariana, que establece la creación de una junta médica por parte del Tribunal Supremo para verificar que el mandatario no haya sufrido “daños físicos o mentales permanentes”, lo que implicaría “ausencia absoluta” y dejaría vacante la presidencia.
Pero en lugar de hacer que médicos venezolanos establezcan e informen sobre el estado de Chávez, lo que se hizo fue dejar a Cuba el monopolio de tal información y anunciar una interpretación desopilante sobre el artículo 231, referido a la asunción del mando.
Ese artículo establece que el 10 de enero debe “iniciar el mandato el presidente electo”. Pero la curiosa interpretación anunciada por Nicolás Maduro, y posteriormente legitimada por el Tribunal Supremo, señala que no hay inicio de otro mandato, porque Chávez es “presidente reelecto” y, por lo tanto, lo que hay es continuidad de su mandato.
El pronunciamiento de la Justicia legitimó la situación, por tanto es correcto que todos los gobiernos reconozcan a Chávez como presidente. No obstante, fue manipulación de la letra constitucional, porque lo lógico es entender que no se trata de “la continuidad de un mandato”, sino del “comienzo de otro mandato”.
En Venezuela hay grupos ultraconservadores que conspiran, pero en este caso es lo extraño de la situación lo que genera tensiones. Sobre todo, justifica imaginar que Cuba, que monopoliza el control de la salud de Chávez y la información al respecto, procura gravitar sobre Venezuela para que, de haber recambio, continúe el archimillonario subsidio económico y petrolero que mantiene en funcionamiento la economía de la isla.
Cuba preferiría como sucesor a Adán Chávez (hermano del presidente enfermo), pero acepta gustoso a Maduro (en la foto de visita en La Habana), quien tiene más consenso interno y el apoyo de China y Rusia, que son también de la línea pro-cubana.
Diosdado Cabello no lidera una facción totalmente enfrentada, como dice la oposición. Pero representa a la línea de los militares, que jamás simpatizó con que haya tantos asesores cubanos en el ejército y los servicios de inteligencia. Además, Cabello priorizaría bajar el déficit interno por sobre la carísima ayuda a otros países.
No es descabellado imaginar que Cuba está gravitando sobre la delicada situación política de Venezuela. Al fin de cuentas, todo es lo suficientemente extraño como para ver al fantasma de Kim Il Sung merodeando por Caracas.