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Las imágenes retrotrajeron rápidamente a los sucesos de 1989 y 2001 (en este caso exactamente 11 años después), pero lo cierto es que los violentos saqueos de ayer sorprendieron al kirchnerismo. Pero más allá de las pocas creíbles cifras del INDEC sobre la inflación, el empleo y la pobreza, la situación económica y social es distinta de la vivida durante aquellos trágicos sucesos.
Primero, todo sucedió en Bariloche desde las 9 de la mañana, donde fueron saqueados dos grandes centros comerciales, un frigorífico y varios locales comerciales. Lo sorprendente fue que, además de alimentos, los saqueadores se llevaron televisores de última generación. Finalmente, los disturbios fueron controlados por la noche con la llegada de 400 gendarmes enviados desde la Capital Federal.
Para los analistas, en los graves sucesos hubo necesidades sociales (Bariloche tiene importantes bolsones de pobreza creados por el trabajo estacional y por planes sociales que no se pagaron), aprovechamiento político (grupos que actuaron perfectamente organizados, encapuchados y con un despliegue de logística muy sincronizado: se advirtieron camionetas que iban y venían con manifestantes, según el relato de la periodista de Cadena 3) y también con la actuación de delincuentes, que aprovecharon para robar televisores y de electrónicos. Incluso, procuraron llevar la caja fuerte del supermercado, pero no pudieron arrastrarla.
Al caer la tarde, sucesos similares se repitieron en Villa Gobernador Gálvez (afectada por inundaciones y la falta de alimentos), en dos autoservicios chinos y locales menores de Rosario, y en la localidad bonaerense de Campana, donde fracasó el saqueo de un supermercado. Ante esto, grupos organizados se dirigieron a la Ruta 9, donde atacaron a camiones y automovilistas.
Los dirigentes de la oposición señalaron que, además de las necesidades sociales, existe un clima de irritación en el país provocado por el gobierno de Cristina Kirchner, que todos los días elige un nuevo enemigo: los medios de comunicación independientes, los fondos buitre, grupos que «conspiran políticamente», etcétera.
El kirchnerismo se defendió culpando, en algunos casos, a la oposición, y en otros a sectores violentos que intentaron instalar un clima de desestabilización, según dijeron sus voceros.