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Por Rosa Bertino. La vieja sociedad del espectáculo se las ingenia para sobrevivir, pero no sabe para dónde disparar. Aquello que conocemos como “la realidad”, “la vida” o los “seres reales”, le está sacando mucha ventaja.
Para colmo, las ficciones vernáculas se copian entre sí. Nada que ver con una tira como Avenida Brasil, que tiene un ritmo vertiginoso y un guión con muchas idas y vueltas.
Las notas promocionales o las tapas de revista ya no alcanza para tener repercusión, ni rating. Hoy hay que estar en Twitter. En su debut, Mirtha se esforzó por lograr que los espectadores empezaran a mandarse mensajitos. “Poné rápido …, que están hablando de … o mostrando …”, es la consigna que los productores y conductores buscan generar.
La veterana anfitriona incluso sacó a relucir aquel affaire de su nieta Juanita Viale con Martín Lousteau, actual marido de una de las invitadas (Carla Peterson). Obvio, ahí nomás tuvo que cambiar de tema. Fue patético. Ni eso, ni la cara de embole de Isabel Macedo, lograron disparar la mensajería electrónica.
Demás está decir que el periodismo no corta ni pincha, con este medio de comunicación al instante. Por si fuera poco, en la escuela o instituto de las mal llamadas Ciencias de la Información ni se enteran de que las cosas han cambiado. A los alumnos les siguen predicando el manual de algún semiótico francés que con suerte usaba la Olivetti.
Hubo varias notas promocionales de Guapas y del regreso de Mirtha Legrand, pero eso ya no alcanza para tener repercusión, ni rating. Hoy hay que estar en Twitter.
La tecnología va más rápido que el lenguaje. Sabemos que existe, y funciona como un relojito. Nos avisa que en el mundo se generan unos 65 millones de tuits al día. El domingo pasado, la octogenaria reina de los almuerzos movilizó muy pocos. Convengamos que ese formato, y el de los paneles de chimentos lucen un tanto obsoletos. Hasta se entiende que la gente joven prefiera provisionarse de chismes (supuestamente frescos) a través de la red.
La televisión pronto cumplirá 90 años, si tomamos como punto de partida la transmisión experimental de la BBC en 1927. Según algunos biógrafos, la Web tiene 25 años de vida. Twitter arrancó en el 2007, y es a la Web lo que los SMS (siglas de short message service / servicio de mensajes breves) a la telefonía celular.
A poco de andar, Twitter ya genera tantas suspicacias como el rating en su momento. Por ejemplo, acá circula la leyenda de que los “twitteros K” cobran por ese trabajo. Los panelistas televisivos tienen apalabrada a media familia, para que entren a darle al Whatsapp o similares, apenas arranca su programa. Y no deja de ser sugestivo que un Tinelli lo tenga a Jorge Rial de vocero vía Twitter.
Pero el grueso de la población le “cree” más a Twitter que a la tele.●