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Por Eugenio Gimeno Balaguer. Decidir implica pensar que hay que asumir la responsabilidad de los estados de ánimo. La mayor parte de lo que sucede no está en nuestras manos, pero lo que sí está cómo decidimos reaccionar ante los acontecimientos que nos suceden y cómo nos sentimos ante cada situación. Y cómo reaccionamos antes los desafíos. Repasemos.
Hay una máxima de Epicteto, quien pese a no haber escrito sus razonamientos, sí lo hizo uno de sus discípulos. Dice:
«No son las cosas mismas
las que al hombre alborotan y le espantan,
sino las opiniones engañosas
que tiene el hombre de las mismas cosas».
Es decir, que no debemos culpar de nuestros malestares a los acontecimientos que nos suceden, sino a nuestra reacción ante ellos. Lección difícil de aprender.
“La forma en que vemos el problema, ése es el problema”.
Días atrás, estaba en Jujuy en actividades académicas, en un intervalo caminando por una calle adoquinada -junto a mí- venía una mamá con su bebé en un cochecito que daba pequeños saltos sobre los adoquines, el bebé lloraba y su mamá lo consolaba: «Sólo un poquito, mi vida, sólo un poquito ya llegamos a la plaza y no salta más». Lo hacía procurando llevar el cochecito con la mayor suavidad posible entre los adoquines. El niño seguía llorando.
Un poco más adelante, en dirección opuesta, me cruzo con otra mamá con su bebé en otro coche por la misma calle, dando los mismos saltos sobre el irregular consolidado, la sigo y compruebo que el bebé iba dando saltos en el cochecito, riendo y cantando a tono con cada salto: «Pum oto más, pum, ahí viene otro», y su mamá reía con él y los dos disfrutaban.
Los adoquines eran los mismos, un bebé lloraba y el otro cantaba y reía al pasar por ellos, seguro la madre tenía también que ver en ello dando la razón a Epicteto: «No son las cosas mismas…».
En estos momentos, hay mucha gente transitando por “adoquines o empedrados”. Es lo que toca porque así han quedado los caminos, el cómo transitarlos depende de nosotros y también de la guía que busquemos.