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Cristina Fernández de Kirchner (CFK) produjo en una sola jornada varios hechos inéditos en la política argentina.
Por tercera vez, se convirtió en la electora de una fórmula presidencial, y es la primera vez que una candidata a vice anuncia -desde sus redes sociales- el binomio que competirá en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) el 11 de agosto y en la elección presidencial del 27 de octubre.
Esta cantidad de datos revela la ascendencia que aún tiene la ex presidenta sobre un amplio espacio político y social, aunque también refleja aspectos vulnerables. Repasemos.
Fernández al gobierno, Fernández al poder. Ponele el orden que quieras.
— Julio Perotti (@jperotti) 18 de mayo de 2019
Primera. Cristina Kirchner había anunciado en 2011, en un acto en Olivos, que su compañero de fórmula sería el entonces ministro de Economía Amado Boudou. Fue una sorpresa. Cuando toda la dirigencia que la acompañaba esperaba un postulante del riñón político, la ex presidente prefirió a quien, entre otras decisiones, le sugirió la estatización de las entonces Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), lo que le otorgó una enorme caja para hacer política social. Por caso, la jubilación de las amas de casa y préstamos personales. El gasto previsional representa hoy más de un tercio del presupuesto nacional.
Segunda. En 2015, cuando no podía ser elegida para un tercer período, consagró –también desde Olivos- la fórmula Daniel Scioli y Carlos Zannini, el poderoso secretario de Legal y Técnica, quien fue visto como un celoso custodio del kirchnerismo en caso de quien era gobernador de Buenos Aires llegara a la Presidencia.
Tercera. El sábado, luego de una semana de derrotas en el terreno judicial, anunció que ella sería candidata a vicepresidenta en un binomio encabezado por Alberto Fernández.
En unas elecciones cada cual puede proponer su formula y es su derecho. Pero en Argentina cada vez que se bifurca el poder real del poder institucional la República se debilita.»Cámpora al Gobierno, Perón al poder» termino en Isabel, Videla y la catástrofe.
— Hernán Lombardi (@herlombardi) 18 de mayo de 2019
Cerró también la posibilidad de cualquier negociación, porque para las PASO no se exige la postulación de un binomio, sino simplemente de un candidato que debe dirimir –con otros postulantes del mismo espacio político- quien es el postulante presidencial de esa agrupación.
Cristina Kirchner sentenció que la fórmula ya está integrada. Si el peronismo la acepta, entonces será la fórmula del PJ; si no, ella competirá con el nucleamiento que forjó desde 2013 para combatir lo que ella misma calificó como “pejotismo”. La decisión rompe con la foto de buena voluntad hacia otros sectores políticos, que se había tomado el martes último en la sede del Consejo Nacional del PJ. Esto órganismo es controlado por el kirchnerismo.
Para el peronismo, es esta fórmula. Si no la quieren, deben buscar otros candidatos.
Alberto Fernández no es un dirigente apreciado entre sus pares, salvo el núcleo duro del kirchnerismo que salió a aplaudir la decisión de la jefa de la agrupación. Varios peronistas admitieron ayer que no tiene una buena imagen. Eduardo Duhalde comparó la proclamación con la quema del cajón por parte de Herminio Iglesias en el cierre de la campaña que ganó Raúl Alfonsín en 1983.
En una ocasión, un ex gobernador peronista, cuando compartía una reunión con unos amigos y apareció Alberto Fernández en la pantalla del televisor, dijo: “Es el más diabólico de los peronistas”.
¿Y Alternativa Federal?
La jugada de Cristina Fernández complicó los planes de Alternativa Federal, el espacio que reúne al resto de los dirigentes con predicamento en la sociedad, pero que aún no logra consolidar un caudal de votos que permitan ser una opción a la que plantean la ex presidenta y Mauricio Macri.
Se reunirán el próximo miércoles, encabezados por Juan Schiaretti, quien –por ahora- está fuera de la carrera presidencial. El problema a resolver es que Sergio Massa pretende ser el candidato de esta agrupación, aunque tampoco logra adhesiones importantes en el electorado.
Roberto Lavagna, quizás la figura más atractiva para cerrar la grieta entre Macri y Cristina Kirchner, no quiere participar de las PASO sólo con los candidatos de Alternativa Federal. Preferiría, en cambio, sumar a los socialistas de Santa Fe, al GEN de Margarita Stolbizer y a los radicales no encolumnados en Cambiemos, entre otros.
“Un mes es demasiado tiempo en la política argentina”, suele decir Schiaretti para referirse a todas las alternativas que se plantearán de aquí al 22 de junio, cuando se cierren las listas para las primarias.