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El presidente Alberto Fernández y el intendente de Córdoba, Martín Llaryora, pronunciaron sendos mensajes para inaugurar los respectivos períodos legislativos. El gobernador Juan Schiaretti lo hizo el 1° de febrero.
Aunque moderado en sus palabras, AF lanzó varios proyectos que provocarán fuertes divisiones en la sociedad, como los de legalización del aborto, la reforma del Poder Judicial y el aumento de las retenciones al complejo sojero. Presente en el Congreso, Schiaretti fue enfocado en primer plano en tres ocasiones por la televisión pública.
Llaryora, en tanto, tuvo una inédita apertura en el colegio San Antonio de Padua, de barrio San Vicente. Al igual que el presidente, habló de la pesada herencia y dijo que «Córdoba es una ciudad en ruinas, y fundida». Aquí los datos más importantes.
1. Fernández, con “la herencia”. El presidente dedicó una buena parte del inicio de su mensaje de 80 minutos para un repaso de la “herencia” que recibió de Mauricio Macri, quien, por contrapartida, no hizo el mismo balance en 2016, lo que le valió la crítica de sus seguidores por no haber evaluado la gestión de 12 años del kirchnerismo. Fernández no usó palabras agraviantes.
2. Fernández, a la ofensiva. En su alocución anunció casi una decena de proyectos que deberá tratar el Congreso. Sobresalen los de la legalización del aborto y de los “1.000 días” para proteger a las madres, la reforma de la Justicia Penal y el aumento de las retenciones, además de la creación del Consejo Económico y Social. No explicó cómo se financiarán las iniciativas.
3. ¡Ay la deuda! Buena parte del mensaje se centró en la herencia por la deuda pública, cuyas obligaciones alcanzan a 48.960 millones de dólares de capital y a 14.833 millones de intereses sólo este año.
4. ¿Y el plan? Más allá de las intenciones de alentar las producciones de petróleo, de gas y de minerales –sobre las cuales no hubo referencias concretas-, AF no exhibió un plan económico para lograr la recuperación y el control de la inflación. Sobre los precios, anunció medidas para actuar sobre las consecuencias y no sobre las causas.
5. Aplausos, sin fervor. Más allá de los clásicos aplausos y muestras de apoyo en el recinto, AF no logró aún convertirse en el líder del Frente de Todos, que, sin dudas, tiene como principal referente a Cristina Kirchner. La vicepresidenta, en sus gestos, se mostró cómo la que realmente tiene más influencia entre ambos. No hubo referencias específicas a su gestión, sí en cambio al papa Francisco, a Raúl Alfonsín, a Néstor Kirchner y a Juan Perón, en ese orden. Luego, no hubo un mensaje para los miles de asistentes frente al Congreso, sólo saludos.
En un espacio inusual, un colegio privado del barrio San Vicente, donde se criaron su bisabuelo, su abuelo y su padre, Martín Llaryora dedicó más de dos horas para exponer sobre cómo prevé recuperar una ciudad carente de servicios elementales en materia de transporte y de recolección de la basura, así como en el manejo de los líquidos cloacales, además de calles en muy mal estado.
6. Llaryora, la peor herencia. No le alcanzaron los adjetivos al intendente para describir el estado de situación del municipio y de la ciudad. «En ruinas, destruida, fundida», fueron algunos de los términos que usó para describir la herencia que recibió. Calculó una deuda de 29 mil millones de pesos ($4.700 millones sólo con proveedores); dijo que había graves problemas de infraestructura en los edificios municipales y aludió a la crítica situación en materia de basurales, de cloacas y de atención de la salud.
7. Sin plata, pero con obras. El agobio financiero que sufre el municipio, no le impidió la recuperación de servicios con millonarias inversiones, como el destino de $100 millones para construir 20 aliviadores cloacales; $250 millones para recuperar la zona sur y $200 millones iniciales para encarar 12 frentes de obra para el bacheo, entre otros anuncios. Ante una consulta de este sitio, Llaryora afirmó que «las obras se financiarán con los fondos específicos creados en el Presupuesto y a través del flujo de caja que generan los ingresos impositivos».
8. Las novedades. En varias ocasiones, sostuvo que su objetivo es modernizar, descentralizar y digitalizar el municipio. Destacó en ese sentido, el Cidi para los trámites; la posibilidad de que se paguen viajes en taxis y remises con tarjeta de crédito y anunció que el Banco de Córdoba emitirá una tarjeta de débito contactless (sin contacto), que con un chip permitirá el pago de viajes en el transporte urbano y, en un futuro, en el interurbano. Habrá más espacios para la circulación de peatones y bicis, con un guiño al posible cierre del microcentro a la circulación de automóviles. Señaló varias medidas de descentralización de servicios, al revalorizar el rol de los CPC, que serán reconstruidos.
9. Impuestazo y renegociación de contratos. «Vivimos renegociando» afirmó Llaryora en relación a contratos que vinculan a la intendencia con las empresas recolectoras de residuos y con prestadores del Esop y Cormecor. Negó que se haya generalizado «un impuestazo» en toda la ciudad, como denunció la oposición, y dijo que la suba sólo alcanza a determinados sectores y a cierto nivel de viviendas.
10. Una larga explicación. En un intento por dejar atrás las críticas a su silencio en los primeros 80 días de gestión, el intendente habló más de dos horas, en un lenguaje que intentó ser coloquial y, por momentos, explicativo. Levantó el tono de voz para mostrar firmeza en ciertas decisiones (proyecto «alcohol cero» y adelantó «droga cero al volante»). Una perla final: dijo que está gestionando que el Rally Mundial Argentina se largue (el 23 de abril) en la ciudad de Córdoba y, más específicamente, en San Vicente, que celebra 150 años de su creación.