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Una nueva investigación del Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21 evaluó como la pandemia está afectando a los trabajadores argentinos. En comparación con el año pasado, se registró un aumento de 5% del agotamiento por el síndrome de burnout («cabeza quemada»), que implica un estrés laboral crónico.
Según el estudio, la emergencia sanitaria impactó en casi tres de cada cuatro trabajadores. Entre los cambios se identificaron:
Dos síntomas caracterizan al burnout: los altos niveles de agotamiento y de cinismo.
Acorde al “Índice de Bienestar Emocional y Estrés en los Trabajadores Argentinos” de la Universidad Siglo 21, el 48% de los trabajadores tuvo dificultades para relajarse luego de una jornada laboral, mientras que a un tercio le costó comenzar sus actividades.
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Con respecto al cinismo, 27% dudó que contribuya en algo interesante. Un porcentaje similar dijo sentirse menos involucrado y 21% sintió haber perdido el interés.
Según la edad, la jerarquía laboral, el nivel educativo y económico, el estudio señaló entre los grupos más afectados a:
Aunque la investigación no observó diferencias al comparar sector o tipo de trabajo, sí advirtió que los mayores niveles de burnout correspondieron a quienes no les alcanzó su sueldo para satisfacer sus necesidades.
Sobre las causas, ¿cuál es el principal factor psicosocial que genera estrés crónico? «El conflicto familia-trabajo», generado por la fricción entre las demandas familiares y las laborales, fue la mayor respuesta.
¿Otros agravante? Las rumiaciones.
Tres factores protectores
La pandemia aceleró nuevas dinámicas como el teletrabajo. Según la casa de altos estudios, en estos casos, las personas que pudieron seguir trabajando desde su casa con un horario flexible, tuvieron menores niveles de agotamiento y de cinismo.
En otras palabras, la flexibilidad horaria fue un factor protector ante el burnout. A éste, se le sumaron la desconexión y la dedicación.
En relación con la ansiedad, el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales marcó un leve aumento en comparación con años anteriores.
“Se observa que, en algunas personas, el confinamiento aumentó la ansiedad, pero en otras disminuyó. En este caso, probablemente colaboró la sensación de estar en un entorno tranquilo y controlado. Pero, una vez reiniciada la totalidad de las actividades, esto puede resultar problemático”, destacó Leonardo Medrano, secretario de Investigación y Transferencia Científica de la Universidad Siglo 21.
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Nota: “Índice de Bienestar Emocional y Estrés en los Trabajadores Argentinos” se elaboró en base a los resultados de 1.050 encuestas telefónicas realizadas a personas de 18 a 65 años, residentes en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza, Comodoro Rivadavia o San Miguel de Tucumán. Error de la muestra: 3,02%. Nivel de Confianza: 95%.