Por Juan Turello. El Gobierno nacional no deja de propagar los buenos datos de la macroeconomía, pero la mejora aún no llegó a los bolsillos de la mayoría de la población. Los logros macroeconómicos tienen, por ahora, una contracara, que es la licuación de los sueldos y de las jubilaciones y la motosierra en áreas y en el empleo público, señala mi nota en La Voz. Repasemos cómo estamos y adónde vamos. 

El duro ajuste 

El ministro de Economía, Luis Caputo, defiende los superávits fiscal y comercial, las compras de dólares del Banco Central (unos 10 mil millones) y la emisión cero.

Caputo negó una segunda megadevaluación, que todavía esperan especuladores y empresas que proyectaron operaciones con un dólar más alto.

El resultado favorable esconde también la parálisis de la obra pública, con fuerte impacto en las provincias gobernadas por el peronismo, que habían celebrado los emprendimientos electorales anunciados por Alberto Fernández y Sergio Massa.

Córdoba decidió mantener las obras en marcha, con recursos propios. Los pocos proyectos nacionales -por ejemplo, la bendita autovía de la ruta 19- están paralizados desde hace dos años.

¡Ay los bolsillos!

La caída no es similar en todos los sectores, pero en promedio los sueldos han perdido entre 15% y 40% en términos reales, con respecto a la inflación de 2023.

Las primeras señales para la clase media es la postergación de la suba del gas natural, que pasó a abril, pero se sentirá con fuerza en los meses más fríos, y el subsidio para las cuotas en los colegios privados.

El auxilio de 50% en mayo, junio y julio para los establecimientos que tienen una cuota base de hasta 54.396 pesos es, además, una virtual base de datos para avanzar -¿este año o en 2025?- con los vouchers educativos.

“El impacto en las escuelas del Estado será enorme”, evalúa el apoderado de un importante colegio privado de Córdoba, sobre la posible aplicación de los vouchers en todo el sistema educativo.

Aunque este año se traspasaron unos 8.000 alumnos, según estimó el gobernador Martín Llaryora, ese esquema podría generar el efecto inverso, ya que los padres estarían dispuestos a sumar su aporte al bono para mejorar la preparación de sus hijos.

Los salarios de la clase media seguirán ajustándose, por la reinstalación del Impuesto a las Ganancias.  La motosierra también alcanzará a los monotributistas.

El próximo aumento de combustibles también reducirá la capacidad de compra. Las naftas aumentaron 86% desde la asunción de Milei. El resultado en el surtidor ya se notó en febrero con una caída interanual de 4,1%, según la Secretaría de Energía de la Nación.

El golpe a los bolsillos es notable: el consumo doméstico cayó 3,9% en el primer bimestre (Scentia) y las ventas en los supermercados retrocedieron en enero 13,8% (Indec); febrero habría mantenido la tendencia.

Jubilados, alerta roja

El nuevo decreto de necesidad y urgencia (DNU) sobre las jubilaciones establece una indexación de los haberes por inflación desde abril, más un extra ese mes de 12,5%. 

Osvaldo Giordano, extitular de la Anses, había alertado sobre el riesgo de indexar las jubilaciones con la inflación, sin una reforma del sistema que incluyera una eliminación/reducción de los regímenes especiales (las llamadas “jubilaciones de privilegio”) y un eventual aumento de la edad activa del trabajador.

La macroeconomía está bien, con una baja gradual de la inflación, la eliminación de la emisión y la exuberante confianza de los mercados financieros, pero los bolsillos aún no perciben los beneficios del plan.

¿Cuánto tardarán en llegar? La tolerancia de la población revela que comprende la gravedad de la coyuntura, más allá de los discursos desmemoriados del kirchnerismo.