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Por Claudio Fantini. Nunca como en esta oportunidad, el choque entre chavismo y antichavismo se libró en la dimensión de la opinión internacional casi con tanta intensidad como en las calles de Caracas, Tachira, Maracaibo, Zulia, Mérida y otras ciudades. Y no es fácil saber a ciencia cierta qué porcentaje de lo que dicen y muestran las dos partes es cierto y cuál corresponde a la manipulación de imágenes y datos.
En los enfrentamientos que sacuden Venezuela, la verdad es una víctima y la mentira es un arma. El desafío del mundo es entrever lo cierto.
Los pronunciamientos de gobiernos y entidades internacionales pueden ser más reveladoras de sus propias posiciones políticas que de lo que verdaderamente está ocurriendo. Resulta interesante comparar la diferencia entre el equilibrado pronunciamiento del gobierno uruguayo con el documento que muestra el total alineamiento del gobierno argentino con Nicolás Maduro.
En todo caso, lo que estos convulsionados días parecen mostrar con alguna claridad del escenario venezolano, es la puja de un triunvirato de dirigentes duros por desplazar del liderazgo opositor a Henrique Capriles. Ese triunvirato está integrado por el ex alcalde del Chacá Leopoldo López, la legisladora María Corina Machado y el actual alcalde de Caracas, Antonio Ledesma.
Capriles pasó claramente a un segundo plano en la primer semana de masivas protestas y contraprotestas, porque en el centro del escenario quedó el activismo de choque violento que proponen la tríada que aspira a reemplazar al gobernador del Estado de Miranda y dos veces candidato presidencial.
La apuesta de López, Machado y Ledesma es que, tras la militarización del gobierno que hizo Maduro como respuesta a la crisis que adjudica a ❝la guerra económica de la burguesía nazi-fascista y parasitaria❞, ya no hay lugar para la paciencia y el diálogo.
Los discursos de los tres que están eclipsando a Capriles, apuntan directamente y sin disimulos al derrocamiento del gobierno. Y quedó claro que, para el gobernador de Miranda, ni la violencia ni el golpe de Estado son instrumentos válidos.
Maduro incontrolable: «El líder fascista ya está en manos de la Justicia» (por Leopoldo López); «Ya basta carajo» (a Juan Manuel Santos, presidente de Colombia).
También parece estar claro que hubo desbordes de violencias en el estudiantado que protesta y también en la represión policial (probablemente están practicando detenciones clandestinas para torturar y amedrentar) y en muchas organizaciones chavistas a las que llaman “colectivos” pero son grupos de choque.
Finalmente, las teorías conspirativas con que el gobierno explica la convulsión social actual, no pueden ocultar que su forma de enfrentar los graves problemas económicos no ha servido más que para agravarlos:
Ante esta decepcionante realidad, en lugar de reformular su enfoque, Maduro redobló la apuesta a la victimización y a la denuncia de monstruosas conspiraciones del eje del mal: el ex presidente colombiano Álvaro Uribe (y también su sucesor Juan Manuel Santos), la Casa Blanca y la oposición.
Mientras los discursos oficialista y opositor suben el tono, Venezuela parece aproximarse a los umbrales de una guerra civil.■