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Por Claudio Fantini. El exabrupto con capacidad de ofender a la Argentina empieza a ser recurrente en la clase gobernante uruguaya. Los cuestionamientos fueron protagonizados en forma sucesiva por Jorge Batlle, José Mujica y ahora por Eleuterio Fernández Huidobro.
Primero, el presidente colorado Jorge Batlle apuntó contra la totalidad del país, al decir: ❝Los argentinos son una manga de ladrones, del primero al último❞.
Después fue el actual presidente, José Mujica, contra Cristina Fernández y también contra su difunto esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, cuando expresó: ❝Esta vieja es peor que el tuerto❞.
Y como faltaba meterse con los próceres, llegó el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, también del Frente Amplio, como Mujica. El funcionario definió a Domingo Faustino Sarmiento como ❝un grandísimo hijo de puta❞.
No es un dirigente periférico de la coalición de centroizquierda que gobierna Uruguay. Fernández Huidobro fue uno de los fundadores del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, en los años ’60 y participó en dos de las operaciones que le dieron celebridad internacional y que, por sus ribetes cinematográficos, inspiraron a Costa-Gavras para hacer Estado de Sitio, con Yves Montand y la música de Mikis Theodorakis.
Una de esas operaciones fue la ocupación de Pando en 1969, que impactó por la fuga del grupo comando en autos que simularon un cortejo fúnebre, despistando a los móviles policiales y militares que intentaron capturarlos en la ruta. La otra acción memorable en la que participó Fernández Huidobro fue la fuga de 110 tupamaros de la cárcel de Punta Carreta.
Siempre ha sido un prominente miembro del liderazgo frenteamplista y hoy es el ministro de Defensa. Más allá de que la cita que hizo de Sarmiento fue uno de los tantos exabruptos del prócer argentino, Fernández Huidobro debió tener en cuenta dos cuestiones:
No obstante, lo del ministro uruguayo de Defensa fue sólo un exabrupto, lo que ya es recurrente entre los gobernantes uruguayos respecto a la Argentina. Ahora bien, hay una diferencia con los casos de Batlle y de Mujica. Esos dos casos fueron accidentales o, al menos, sin culpa de los protagonistas porque dijeron lo que dijeron en privado y no en público. A Batlle lo traicionó un periodista con el que hablaba en off the record, mientras que a Mujica lo traicionó un micrófono que se suponía apagado.
El agravio de Fernández Huidobro fue en un acto público.■