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Por Claudio Fantini. José Manuel de la Sota lanzó su candidatura presidencial, apoyándose en un partido con pasado rico y presente pobre: la Democracia Cristiana. El gobernador cordobés hizo que de nuevo apareciera en las páginas de los diarios la sigla PDC, que en el país estaba casi olvidada.
Por cierto, los democristianos siempre tuvieron figuras muy respetables, como el fallecido Carlos Auyero, y también el legislador y jurista cordobés Jorge Gentile. Pero como fuerza política, lleva años en vías de extinción.
También a nivel mundial parece debilitarse esa fuerza, que tiene sus raíces en la encíclica decimonónica Rerum Novarum, con la que el papa León XIII lanzó el catolicismo a reconquistar el terreno que estaban ocupando el marxismo y el anarquismo.
Parada sobre la Doctrina Social de la iglesia, que terminó a definir Pío XI con la encíclica “Quadragesimo Anno”, y también sobre la filosofía aristotélico-tomista aggiornada por el pensamiento de Jacques Maritain y Etienne Gilson, surgieron a mediados del siglo XX los democristianos europeos liderados por el alemán Konrad Adenauer y el italiano Alcide De Gasperi.
La democracia cristiana tuvo exponentes asiáticos, como los esposos filipinos Benigno y Corazón Aquino, mientras que en Latinoamérica llegó a ser fuerte en El Salvador y en Venezuela, donde se identificó con la sigla COPEI y fue parte del sistema bipartidista demolido luego por el chavismo.
La democracia cristiana sigue fuerte en Alemania, donde la lidera Angela Merkel, y en Chile, país en que forma parte de la coalición gubernamental. Pero así como se debilitó en el mundo, se debilitó también en la Argentina.
¿La reflotará la candidatura del gobernador cordobés? Posiblemente no, porque daría la impresión que De la Sota la está usando, o bien para eludir una interna en el desordenado PJ, o bien como plataforma desde la cual poder negociar con Sergio Massa o con el mismísimo Daniel Scioli, si éste produjera una ruptura con el kirchnerismo que hoy parece poco probable.
¿Negociar qué? Eso que parece más al alcance del gobernador: la vicepresidencia o el Ministerio de Relaciones Exteriores.
La marcha de la campaña dará respuestas definitivas.