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  • Cristina con anticipado síndrome de abstinencia

    Publicado: 04/12/2015 // Comentarios: 0

    Por Claudio Fantini. El síndrome de abstinencia es la crisis que sufre el adicto al alcohol, a las drogas, al juego, etcétera, cuando lleva tiempo sin consumir. En esa instancia, pierde el control de sus acciones y puede causar y causarse daños, movido por la desesperación que le provoca esa abstinencia.

    Otros tiempos: Macri y Cristina Kirchner inauguran una obra en conjunto; ahora están distanciados | Foto: archivo Turello.com.ar

    Otros tiempos: Macri y Cristina Kirchner inauguran obra en conjunto | Foto: archivo Turello.com.ar

    Está claro que Cristina Kirchner padecerá síndrome de abstinencia cuando ya no pueda dar órdenes desde la cumbre de un poder vertical y cuasi absolutista.

    Se acostumbró a mandar desde que reinó con su marido en Santa Cruz. Y la forma en que ejerció la Presidencia evidenció la fuerte adicción al poder que la caracteriza. Uno de los síntomas es no soportar la crítica, ni la más mínima reticencia a cumplir con sus designios. A sus pies sólo hay obedientes, y de pie sólo puede haber “destituyentes”.

    Otro síntoma es la necesidad de encabezar liturgias de adoración, transmitidas por cadenas nacionales desde salones y patios de la Casa Rosada.

    Hay muchos síntomas más de la adicción al poder que le dificultarán a Cristina Kirchner la vida en el llano. Lo curioso es que el síndrome de abstinencia comenzó a manifestarse antes de que abandone el poder. Esa particularidad hace de su patología un caso único.

    ❝La consecuencia es que Macri tendrá un comienzo de gestión más complicado y Cristina Kirchner tendrá un final de mandato que ensombrecerá su propia imagen❞

    En esos típicos arrebatos desesperados que causan daños a otros y al adicto mismo, empezó a desgarrar instituciones, ametrallar nombramientos y firmar decretos que hieren la economía de un Gobierno que todavía no asumió.

    En tal estado catatónico, la presidenta saliente exhibe niveles exasperantes de mezquindad hasta en la organización del acto de traspaso de mando. Trabaja denodadamente para que el 10 de diciembre, una apoteótica despedida eclipse el acto de asunción y la convierta en la protagonista estelar de una jornada en la que el protagonista debe ser el presidente entrante.

    Para Macri, lo que prepara la desencajada líder kirchnerista es una emboscada en el Congreso, donde barras bravas de La Cámpora abucheen al nuevo presidente, mientras una multitud la despide con fervorosa devoción en la Plaza del Congreso.

    Este caso raro de síndrome de abstinencia iniciado antes de que comience la falta del elemento que provocó adicción, no sólo está causando estropicios económicos, políticos e institucionales al país y al Gobierno entrante, sino que está dañando la propia imagen de Cristina.

    Como esos adictos que arañan las paredes y rompen muebles mientras se arañan y se golpean a sí mismos, la escena que protagoniza la presidenta saliente en lo que debiera ser, por su propia conveniencia y por la del país, una transición serena y ordenada, se ha convertido en una patética seguidilla de golpes bajos y de histerias, que dejarán este momento en la historia como un puñado de días de furia.

    La consecuencia es que Macri tendrá un comienzo de gestión mucho más complicado y Cristina Kirchner tendrá un final de mandato que ensombrecerá su propia imagen.

    Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.

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