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Por Claudio Fantini. Además de Juan Schiaretti, hacedor del triunfo electoral más amplio que se haya registrado en Córdoba por parte del peronismo, en el escenario nacional -donde el gobernador cordobés juega desde hace tiempo, aunque su perfil bajo lo disimule- tienen derecho a festejar el resultado Roberto Lavagna, Miguel Pichetto, Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa. ¿Y el kirchnerismo?
Las voces kirchneristas que intentaron subirse al carro del ganador, quedaron en ridículo. Nadie olvida en Córdoba que los gobiernos de Cristina Kirchner intentaron asfixiar la economía de la provincia, por su enfrentamiento con José Manuel de la Sota y Schiaretti.
El peronismo cordobés fue uno de los pocos que no tomó la zanahoria para evitar el garrotazo durante la gestión del kirchnerismo.
Lejos de mostrar la fortaleza del kirchnerismo, el triunfo del actual gobernador muestra la potencialidad que tiene una opción electoral que no sea la de Mauricio Macri ni la de la ex presidenta.
Cristina Kirchner hizo bajar a su candidato cordobés para no obtener un resultado más catastrófico que el de Cambiemos. Si ese candidato -¿Pablo Carro?- hubiera competido, habría quedado cuarto, con menos del 10% de los votos. Por eso, actuando con inteligencia, sacó a su fuerza política de la competencia.
Macri, en cambio, actuó con negligencia y sumó otra derrota (la más aplastante) por no haber aprovechado el argumento que le regalaba la testarudez de Ramón Mestre.
Visto desde la órbita radical, Mario Negri venció a Mestre. Desde ese ángulo de observación, fue un buen resultado para el actual titular del interbloque de Cambiemos en la Cámara de Diputados. Pero la ruptura de Cambiemos le dio una oportunidad al Presidente para tener una justificación que le permitiera preservar a la coalición gobernante de dejar su nombre pegado a una derrota aplastante.
Cristina Kirchner no tenía una justificación a mano, pero sacó a su postulante para ahorrarse un resultado calamitoso. Macri no lo hizo.
Por eso, el resultado de la elección en Córdoba hizo menos daño a la candidatura de la ex presidenta y al kirchnerismo, mientras que dañó fuertemente a la postulación de Macri.