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Por Claudio Fantini. Sin haber ingresado a Kiev, la capital de Ucrania, Vladimir Putin dijo que el ejército ruso terminó “la primera etapa” de su “operación militar especial” y anunció que ahora se concentrará en la región del Donbás, al este del país. ¿De verdad concluyó una etapa y todo está saliendo como estaba calculado? ¿De verdad esas caravanas de decenas de kilómetros con tanques y camiones repletos de soldados sólo habían marchado hacia la capital ucraniana para quedarse en las afueras?
Más allá de la guerra de versiones, está lo que se ve. Y lo que se ve es que el ejército ruso no pudo ingresar en las ciudades porque encontró en ellas una tenaz resistencia.
Ni siquiera pudo entrar en Jarkiv, que es una ciudad partidaria de Rusia. Se halla en el este de Ucrania y tiene relaciones muy estrechas con Moscú y sus regiones vecinas.
Todo habría sido muy diferente en el tablero internacional si las fuerzas rusas se hubieran limitado a ingresar en Donbás, y conquistar Donetsk y Lugansk.
Si intentaron ocupar Kiev quiere decir que el plan era crear un Vichy, o sea instalar un régimen títere como el que instalaron los nazis en Francia durante la Segunda Guerra.
Es posible que las fuerzas rusas no se estén “concentrando” en la defensa de Donbás, sino replegándose hacia el territorio que constituiría su bastión inexpugnable.
Esta forma de concluir “la primera etapa” parece más bien una derrota de Putin o el fracaso en la consecución de su principal objetivo. Pero eso no implica que Ucrania haya triunfado sobre el ejército invasor.
Ucrania no podría recuperar Crimea, Donestk y Luganks ni reimponer su control a los territorios perdidos alrededor del valle del río Donbás.
Y ésa es la victoria que Putin ya tiene conquistada. Probablemente, también haya logrado que Ucrania desista de integrar la OTAN.
Que esté resignando la meta de tomar Kiev es una victoria ucraniana, como la que lograron los finlandeses en la Guerra de Invierno de 1939-1940.
Ahora, lo que intentará Putin es quitarle a Ucrania la totalidad de su costa marítima, Mariúpol en el Mar de Azov y Odessa en el Mar Negro.
Ante la increíble resistencia de los habitantes de Mariúpol, las fuerzas rusas están haciendo con esa ciudad portuaria lo que hicieron con la ciudad siria de Alepo: demolerla con bombardeos.
Odessa ofrecerá una resistencia heroica y las bombas rusas lloverán sobre la llamada “perla del Mar Negro”. Si ese plan fracasa, Putin de todos modos se quedará con la región de Donbás y Crimea.
Ucrania, por su parte, logrará preservar la soberanía en el resto del país, si su resistencia se mantiene como lo hizo hasta ahora. Ahí, está el triunfo ucraniano.
Las preguntas que Putin tendría que responder son:
Vea también en Los Turello: El enfoque de Walter Malanczuk, presidente de la Asociación Ucraniana Sokil de Córdoba