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Por Juan Turello. Los primeros días después del balotaje, que ganó en forma contundente Javier Milei por casi tres millones de votos, ofrecieron todos los condimentos para una salsa de: esperanza, temor y desconcierto.
Una sensación de esperanza embarga a gran parte de los argentinos.
Sin embargo, las encuestas de opinión también revelan que la sociedad teme el drástico ajuste que reafirma en cada entrevista el presidente electo. “No hay lugar para el gradualismo”, enfatizó la noche de la victoria, señala mi nota en La Voz.
¿Se animará al recorte a la “casta política” en el Congreso?
Milei cumplió el jueves último con el rito sortear el sueldo como diputado nacional. El ganador se llevó 1.762.835,69 pesos.
Ese monto equivale en noviembre a 12 salarios mínimo vital y móvil, que es de 146 mil pesos.
Aunque un comunicado de la oficina de Milei ratificó el cierre del Banco Central como proyecto de gobierno; esa etapa durará dos años al menos.
Es la razón fundamental por la que Emilio Ocampo decidió abandonar el cargo de presidente del ente monetario, al que el mandatario electo lo había sugerido hace dos meses.
Luis Caputo, quien sería el ministro de Economía, le envío la noche del jueves un paper a los bancos y a las casas de inversión sobre cuál es su plan para desarmar “la bomba de las Leliq”.
Los 22 billones de pesos de Leliq se formaron a partir de los fondos que las entidades financieras le prestaron al Banco Central para “retirar” dinero del mercado, y evitar que esos billetes fueran al dólar o al consumo, como alimento de la inflación.
Luis Caputo es un hombre de las finanzas y sus acciones tienen respaldo en los mercados, pero esa tarea no es la única que compete al titular de Economía.
El centro de estudios IDESA calculó que la base monetaria es sólo de 7 billones, con lo cual si aquel dinero (que pertenece a ahorristas y a empresas) vuelve al mercado, se desataría una hiperinflación o una corrida hacia el dólar.
¿Qué propuso Caputo? Canjear las Leliq por un título o bono a largo plazo, hasta recomponer el pasivo del Banco Central, que, además, adeuda unos 11 mil millones de dólares a importadores, que se financiaron en el exterior.
“El plan fue bien recibido por los bancos”, confesó una fuente bancaria en la misma noche del jueves, cuando Luis Caputo les acercó su plan.
La incertidumbre domina todavía a gran parte de los actores económicos, quienes están desorientados por las idas y vueltas en la conformación del equipo oficial.
No es lo mismo Caputo que Ocampo, cuyo proyecto de dolarización inmediato y a rajatabla generó temor entre los consumidores, por una posible disparada en los precios.
Tampoco tiene equivalencia la designación de Osvaldo Giordano al frente de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), en lugar de Carolina Píparo.
La ANSES es la caja más sensible de la política: tres de cada cuatro beneficiarios cobran el haber mínimo, que apenas cubre un tercio de la canasta básica, y genera múltiples quejas y juicios millonarios. Además, juega un papel clave en el equilibrio fiscal, y será determinante en el posible canje de bonos que imagina Caputo, para eliminar las Leliq.
En ese sentido, Guillermo Pizarro, titular de Economía del CPCE Córdoba, recuerda “las expectativas juegan un papel clave en los precios”.
Cordobeses al Gobierno
El tándem Juan Schiaretti-Martín Llaryora sale ganando con los últimos cambios. Por caso, Giordano puede asegurarles financiamiento para el enorme déficit de la Caja de Jubilaciones, el talón de Aquiles del Gobierno provincial.
Además, las llegadas de Franco Mogetta a Transporte, y si se concreta la de Fabián López a Infraestructura, podrían acotar los déficits de esos sectores.
En fin, la esperanza no es patrimonio sólo de los ciudadanos.