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Por Juan Turello. Javier Milei finalizó 2023, en medio de la mayor tormenta económica y política que haya desatado la asunción de un nuevo gobierno en los últimos 40 años de democracia, señala mi nota en La Voz.
Sancionó un decreto de necesidad y urgencia (DNU) y presentó una “ley ómnibus”.
Ambos, introducen cambios en las jubilaciones, en los alquileres, en las relaciones laborales, en la salud y en los impuestos, entre lo más importante, además de promover una profunda desregulación de la economía.
La iniciativa es resistida por el kirchnerismo, que busca su revancha tras la derrota en el balotaje, por la CGT y por los movimientos sociales, los cuales perderán ingresos y poder político.
Fuentes oficiales afirman que el DNU podría ser aprobado por la Cámara de Diputados, con lo cual tendría fuerza de ley.
La Corte Suprema opinará recién en febrero sobre su validez.
Las últimas encuestas revelan que el DNU tiene amplia aceptación, a partir de que “la Argentina necesita un cambio” para superar años de decadencia.
La economía está estancada a nivel del producto per cápita desde 2011; la pobreza afecta al 45,9% de la población, según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, y los trabajadores informales se equiparan con los registrados.
La sociedad rechaza el trato a los jubilados nacionales.
Los bonos de 55 mil pesos que se pagarán con los haberes de diciembre y de enero -también se abonará en febrero, pero aún sin un monto definido- perjudica a los aportantes al sistema.
Tampoco tranquiliza a los jubilados que el Gobierno tenga la facultad discrecional de fijar los aumentos, aun cuando estos sean mensuales.
Además del trato a los jubilados, la sociedad pone bajo la lupa es la derogación de la Ley de Alquileres.
Hasta que el mercado se normalice con la oferta de inmuebles, los inquilinos serán perjudicados en cuanto al plazo y a la moneda (la mayoría de los propietarios exigirá dólares).
La extensión del período de prueba de tres a ocho meses en el ámbito laboral puede generar un mercado de “aprendices”, que deambulan de una empresa a otra, sin estabilidad.
La libre elección de una obra social o de una empresa de medicina prepaga podría generar una concentración en un sistema con costos cada vez más elevados, por el desarrollo de la tecnología y nuevos procesos médicos.
“El Niño” es un fenómeno meteorológico que provoca fuertes tormentas, mientras que en otras zonas se registran sequías y altas temperaturas.
Ese ejemplo puede trasladarse transversalmente a todas las organizaciones, incluido los sectores empresarios, aunque la gran mayoría esté de acuerdo con el rumbo elegido.
Un botón de muestra: la suba de las retenciones al 15% provoca un aporte extra del campo de 7.700 millones de dólares, con base en el aumento de las alícuotas al trigo, al maíz y al aceite y a la harina de soja.
¿Cuánto tiempo está dispuesta la sociedad a resistir el ajuste? El apoyo aún es mayoritario, incluso en los sectores medios y medios-bajo de la población.
Algunos productores presumen que en las medidas contra el maní y la soja hay “un costo político” que pagar, por haber visto con buenos ojos la candidatura de Sergio Massa.
Los dirigentes de primera línea de la agroindustria rechazan esa conjetura.
Pero toda “esperanza” (una de las palabras que identifica la gestión de Milei, según Giacobbe & Asociados), tiene un límite: seis meses parece ser el tiempo de espera prudencial.
Mucho antes, se harán sentir los vientos de la tormenta política que alientan ciertos núcleos políticos.