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Por Juan Turello. El fenómeno de compras en Chile durante el fin de semana extralargo puso en evidencia un dato macroeconómico clave en Argentina: el dólar vive una era de hielo. Argentina es un país caro en dólares en ciertos rubros. El billete libre valía $1.050 el 2 de enero último y tres meses después, el viernes 12 de abril cerró a $1005. La venta de dólares proviene de familias y empresas que necesitan pesos para el pago de sus obligaciones; de la liquidación del campo y de inversores que abandonan el billete verde para refugiarse en activos con mejores rendimientos. Repasemos.
Este “dólar barato” o la era del “superpeso” alienta las compras en los países vecinos, pero despierta interrogantes sobre el impacto en la economía local.
Hasta ahora, los productores agropecuarios liquidaron sus existencias, pero los analistas advierten que con la llegada de los grandes tramos de la cosecha gruesa, las ventas podrían ser en cuentagotas.
Javir Milei y Luis Caputo negaron en distintos foros y entrevistas la posibilidad de una megadevaluación, similar a la de diciembre.
Las minidevaluaciones mensuales -en torno del 2%- no se ajustaron al ritmo de la inflación del último cuatrimestre, aunque el salto inicial mejoró la competitividad para la venta de granos y de productos de la agroindustria.
Argentina es cara en dólares por los altos aranceles para importar -Chile posee una tasa general del 11%-, por los impuestos y por los costos internos, agravados por un sindicalismo que no admite cambios laborales, pese a que los convenios tienen casi 50 años de antigüedad.
Una vez que la economía alcance la inflación de un dígito, es muy posible que el Gobierno insista en liberar el cepo, el cual, de acuerdo con sus proyecciones, dinamizará los negocios y la actividad.
Para liberar el cepo, el Gobierno necesita U$S15 mil millones, que el FMI no está dispuesto a liberar en esta etapa.
¿El (exagerado) alineamiento con Estados Unidos apunta a obtener un préstamo o un aval del Tesoro norteamericano?
El Fondo destacó los avances en la baja de la inflación, pero pidió suavizar el ajuste para sectores vulnerables, trabajadores y jubilados.
El economista Francisco Ballester, de la Fundación Ecosur, sostuvo que la continuidad del severo ajuste depende del apoyo entre los sectores afectados y de la negociación con los gobernadores, que reclamarán fondos para aprobar la «ley bases 2» y el “pacto de mayo”.
Los reclamos de la Región Centro –Martín Llaryora insiste en un ajuste con sesgo productivista- y de la Patagonia recibieron ayer una tajante respuesta de la canciller Diana Mondino: “Lo mejor es establecer reglas parejas para todos” los sectores, les contestó.
La era del hielo sobre el dólar actúa también como un ancla inflacionaria. Las señales sobre lo que vendrá siguen dependiendo de la política.