Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Claudio Fantini. A las denuncias de Elisa Carrió suele opacarlas la forma. Ese mesianismo con que se pronuncia sobre las cosas y el toque histriónico con que dramatiza advertencias y acusaciones, fue cimentando la sensación de que hay un modus operandi tremendista en ella. Sin embargo, de las figuras notables de la política, ha sido la primera en señalar el costado más oscuro de los gobiernos kirchneristas y la primera en presentar una serie de denuncias que los sucesos actuales parecen confirmar.
Aunque sin llevarse bien entre ellas, Carrió y Margarita Stolbizer han conformado, en los hechos, el dúo político más eficaz para golpear la corrupción y la impunidad.
La denuncia que acaba de presentar Stolbizer contra Cristina Kirchner por “coimas”, no agrega nada a lo ya sabido, pero pone en el centro el nombre de la ex presidenta, dejando de lado a Lázaro Báez; ergo, pasa por encima del cómplice para ir a la figura principal.
Hasta aquí, juez y fiscal dicen uno más uno mas uno, y Stolbizer dijo tres; uno más uno más uno es tres. Y no está claro que Casanello y Marijuán se atrevieran, en algún momento, a decir con voz clara y contundente el número que da como resultado la suma que vienen haciendo y que está a la vista de todos.
La importancia de que lo diga Stolbizer es la de un sello de calidad. Ella no tiene ni ha tenido que ver con el gobierno de Macri. Siempre expresó una posición socialdemócrata y no saltó hacia la coalición con el PRO que se armó con un giro copernicano de la UCR, sino que se quedó con los socialistas de Hermes Binner. No hay sombras de mesianismo que opaquen su credibilidad, reforzada por la honestidad sin fisuras y la inteligencia que caracterizan su vida y su carrera política.
El titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, exhortó a los magistrados a no dejarse llevar por los tiempos políticos.
Con eso bastaría para agrietar los muros de impunidad que se han levantado en Argentina. Sin embargo, actos y dichos que generan desconcierto. El titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, exhortó a los magistrados a no dejarse llevar por los tiempos políticos. Una exhortación que habría tenido sentido durante el gobierno anterior, que creó Justicia Legítima y presionó de mil maneras, mientras difundía la convicción de que la era kirchnerista duraría varias décadas. Pero Lorenzetti lo dijo ahora, que hay un gobierno sin la gravitación judicial del anterior.
Esa frase, que en la era K habría significado luchar contra la impunidad, hoy suena a un llamado para mantenerla, al menos en lo que a la familia Kirchner se refiere.
Genera una sensación extraña que el estrecho colaborador del Papa, Gustavo Vera, haya organizado los tours de jueces al Vaticano, para reunirse con el Papa Francisco. Ya fueron los jueces federales y ya están organizadas las siguientes vistas, que incluyen a Casanello, Lorenzetti y Servini de Cubría.
La acusación de Carrió contra estos viajes y contra Vera, incurre en excesos, como vincular al titular de La Alameda con el general César Milani, pero eso no resta oscuridad a los tours judiciales por el Vaticano.
Si lo que Francisco tuviera que pedirle a los jueces argentinos es que sean imparciales e intransigentes ante la impunidad, podría hacerlo en un mensaje público. Pero si lo que quiere decirles debe ser dicho en privado, entonces se justifican las sospechas. Y la principal de las sospechas es que, quizá por un legítimo temor a un ciclo de violencia que pudiera generar la detención de Cristina, o quizá por otra razón menos legítima, lo que le está pidiendo veladamente Francisco a la Justicia es que los juicios de corrupción no vayan más allá de Lázaro Báez y Cristóbal López, en todo caso que alcancen algún ex ministro, como Julio de Vido, pero que no suban ni un escalón más.
Tales sospechas no se justificarían, si Lorenzetti fuera menos viscoso y si no hubiera tours de jueces para ver al Papa.