Por Eugenio Gimeno Balaguer. En las metas para nuestra vida, nos proponemos anhelos que, una vez realizados, aún en la imaginación, nos “instalan” como si ya estuviéramos allí. A veces solemos dedicar unos minutos cada año en comenzar “algo especial” (tener mi propia empresa, ganar dinero, bajar unos kilos de peso, mejoramiento emocional o espiritual). ¡Qué tal si nos propusiéramos SER CONSISTENTES!

Ser consistentes con un objetivo nos exigirá esfuerzos y estar convencidos de ese logro | Foto: archivo Turello.com.ar

Descubrimos que mientras nos “preocupábamos” mucho por hacer algo, “pensábamos” demasiado en ello y, a veces, “discutíamos” mucho sobre qué hacer y no hacer. Y no nos preocupábamos por aplicar consistencia en la acción.

¿Qué sucedería si en forma consistente caminara todas las mañanas a las 7 (o la hora que eligiese) durante 30 minutos?

¿Qué pasaría si dejara de ver televisión basura y me dedicara a leer un libro interesante?

¿Y si dedicara 10 minutos de autorreflexión antes de dormir?

¿Qué sucedería si desafiara de forma consistente la “exactitud” de mis pensamientos negativos?

¿Has pensado en los modos que la consistencia podría beneficiarte en tu vida?

Resultados

Pueden ser asombrosos si imaginas dejar de tener los “debería”…. “si tan solo”…. “tengo que”…, agolpándose como pensamientos recurrentes en tu mente.

Todo ese desorden no es necesario, sino simplemente recordar hacer cada cosa de las que propones, cada día con esa misma elección en acción, consistentemente.

Conclusión

Tener las herramientas correctas, combatir los enemigos del aprendizaje y aprender las habilidades necesarias, es de suma importancia.

Aprender lo que necesitas y luego aplicarlo de manera consistente, eso es lo que producirá el cambio que anhelas.