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Por Eugenio Gimeno Balaguer. ¿Por qué vinculo ambas palabras, es decir la excelencia y la utopía? Porque sus significados indican caminos similares. Y ambas están en el horizonte que, cuando nos acercamos, se aleja. Aun así, son la guía para construir el camino y llegar donde anhelamos.
A la utopía, el diccionario la define como una idea muy buena pero imposible de realizar, una quimera. Si uno profundiza se encuentra con afirmaciones como: “Es un plan o sistema ideal de gobierno en el que se concibe una sociedad perfecta y justa, en la que no hay conflictos y sí, armonía”.
Hilando fino se rescata lo atrayente y beneficioso de la idea general para nuestro país, al mismo tiempo que se vislumbra que es muy improbable que suceda a corto plazo.
En La República, Platón formula su pensamiento político y sus ideas en torno a cómo debería funcionar una sociedad para alcanzar la perfección. Esta sociedad viviría en paz, felicidad, justicia y en plena armonía de intereses. Thomas Moro la llamó utopía.
El mismo diccionario afirma que la excelencia es lo que hace digna de aprecio y valoración a una persona o a una cosa. Es decir, permite resaltar la calidad que convierte a un individuo u objeto en merecedor de esa estima y aprecio elevados. Excelencia es una virtud y, por lo tanto, se relaciona a la idea de perfección y a los valores sobresalientes.
Perseguir la excelencia representa una serie de sacrificios que la mayoría de las personas no está dispuesta a realizar.
A nivel personal, nuestra utopía fue la Escuela de Líderes Sociales (www.escueladelideres.org.ar) , en la que durante más de 10 años formamos jóvenes en excelencia, trabajando con el ejemplo, con el propósito de que una visión de largo plazo despertara el espíritu de liderazgo y su capacidad para aportar a una mejora social en los lugares a los que pertenecían. El programa está ahora sin financiamiento y en revisión para su mejora.
Los anhelos implican desafíos, y éstos están planteados para todos en esta nueva etapa institucional y en cada quehacer cotidiano. Desde el más simple, contagiando los valores que se privilegian, como la honestidad, la justicia, la coherencia, el diálogo, el respeto, la solidaridad, la alegría.
Pero, tanto la excelencia, como la utopía están en el horizonte que cuando nos acercamos se aleja. Aun así, son la guía para construir el camino y llegar donde anhelamos.