Por Julieta Peveri, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba. Se están dando los primeros pasos hacia un Banco Central transparente e independiente, principios en los que la mayoría de los países nos llevan una enorme ventaja. Este año tendremos una institución monetaria renovada y enfocada en domar el problema de fondo de la economía: la inflación.

En 2016 el Banco Central aplicará las tendencias económicas de los países envidiables en materia monetaria y financiera | Foto: bcra.gob.ar

Si bien la Carta Orgánica sigue intacta, la jerarquización de los múltiples objetivos constituye un gran avance que permitirá monitorear en qué medida las políticas adoptadas cumplirán con las nuevas prioridades.

En el último informe de 2015, se deja explícito que el Banco Central tendrá como principal función lograr la estabilidad de precios. Tal como afirmó Alan Greenspan (ex presidente de la Reserva Federal, FED): “Hay estabilidad de precios cuando la tasa de inflación es los suficientemente baja como para que las familias y las empresas no tengan que considerarla en su toma de decisiones cotidiana”.

Una inflación de un dígito es el nuevo desafío, por lo que se propone comenzar con una política de “metas monetarias” para luego implementar un régimen de “metas de inflación” en el mediano plazo.

Una inflación de un dígito es el nuevo desafío, por lo que se propone comenzar con una política de “metas monetarias” para luego implementar un régimen de “metas de inflación” en el mediano plazo.

Las “metas monetarias” consisten en fijar límites a la cantidad de dinero de la economía dada la estrecha relación entre emisión e inflación. Hay que mencionar que, al menos en un principio, no existirán límites numéricos, pero el Banco Central se concentrará en disminuir la emisión.

En la Argentina, las metas monetarias fueron implementadas de 2003 al 2005 y varios fueron los ingredientes que llevaron a su fracaso: excesiva flexibilidad, niveles objetivos muy altos y, sobre todo, falta de ajuste fiscal. Es importante que la autoridad monetaria tome nota de los errores pasados e incite a reducir la dominancia fiscal de la política económica, logrando que el Banco Central se torne una institución independiente.

Por otro lado, la transparencia y credibilidad de la autoridad monetaria son esenciales para contener las expectativas de los agentes, fundamental para el éxito tanto de las metas monetarias como de las de inflación.

La agenda del Banco Central

El anuncio del ministro Alfonso Prat Gay sobre la pauta de inflación deseable para este año -de 20% a 25%- contribuye a fortalecer esos principios. En la misma línea, la rendición de cuentas es imprescindible y el Banco Central se propone a informar periódicamente la evolución de la inflación y las medidas que tomará en consecuencia. Es urgente contar con un índice de precios realista es innegable para el buen funcionamiento de la política monetaria.

En la agenda de prioridades del BCRA, el segundo lugar lo ocupa el desarrollo y crecimiento del sistema financiero. La principal novedad se esconde en la propuesta de una nueva unidad de cuenta. Se buscará establecer un sistema de depósitos y créditos en términos de poder adquisitivo constante en términos reales, lo cual dio buenos resultados en países vecinos como Chile y Uruguay.

El tercer lugar del podio lo ocupa la bancarización. Se implementará un nuevo conjunto de billetes de mayor denominación. En el mediano plazo, el objetivo será reducir los pagos con dinero físico y favorecer las transacciones digitales y mediante nuevas tecnologías de medio de pago. Detrás de esas medidas, se esconde la finalidad de favorecer la formalización de la economía y frenar ciertas actividades ilegales.

Los billetes de 200 y 500 reflejarán la fauna autóctona y diversas regiones del país.

En 2016 el Banco Central buscará aplicar las tendencias económicas de los países envidiables en materia monetaria y financiera.

No será una tarea fácil y el organismo deberá hacer uso de astucia y creatividad para adaptar esas políticas exitosas a las complejidades del contexto argentino.

Columnista Invitado

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