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Por Juan Turello. Todos los días, la cotización del dólar «blue» somete a un shock a los argentinos. El “dólar Messi”, como lo llaman algunos por su intención de lucir el 10 en la pizarra, llega antes de lo que se esperaba, señala la nota publicada en La Voz del Interior.
En tanto, la actividad económica enciende luces amarillas en el tablero, que nadie parece atender. Las últimas fueron:
■ El empleo industrial se frenó en el primer trimestre y sólo creció 0,4 por ciento en relación al último trimestre de 2012. En relación a un año atrás, apenas se expandió 0,8 por ciento. Los puestos de trabajo que se crean están en el sector público (nacional, provincial y municipal), con sus cargas de burocracia y escasa productividad (la mayor parte son administrativos).
■ Las ventas en el comercio minorista se estancaron en abril, según el último informe de la Cámara Argentina de Comercio.
■ Las operaciones inmobiliarias cayeron 41,3 por ciento en el primer trimestre en la Capital Federal, la mayoría de las cuales se efectuaba en dólares. En Córdoba, aún no se conocen los datos de marzo de la cámara desarrollista (Ceduc), pero los informes previos anticipan una baja en relación a 2012. Se salvarían los lotes financiados y algún tipo especial de construcciones (casonas), destinadas a sectores medio-altos que buscan seguridad y estándares de calidad.
Después de la inseguridad, la segunda preocupación de la sociedad es la inflación, que está ligada a la abundancia de pesos en el mercado, que la sociedad rechaza y que procura desprenderse rápidamente.
¿Qué pasa?
La pregunta del millón es por qué el gobierno de Cristina Kirchner no reacciona ante un mercado que califica como “pequeño e insignificante”, pero que termina repercutiendo en el nivel de la actividad económica.
■ El Banco Central sufre una sequía de dólares porque la venta de granos gruesos es en cuentagotas por parte de los productores (los fabricantes de silos bolsa admiten que las fábricas están al máximo y que no pueden atender todos los pedidos); las importaciones crecen por encima de las exportaciones y porque el ente monetario debe afrontar los pagos de deuda pública del Tesoro nacional. En números, las reservas del Banco Central cayeron 3.755 millones de dólares en el primer cuatrimestre.
■ El superávit comercial fue apenas de 1.310 millones de dólares en el primer trimestre, menos de la mitad que en igual período de 2012. Las importaciones de energía explican casi la totalidad del crecimiento de las compras en el exterior.
Resultado: el Gobierno decidió en la práctica cerrar las importaciones para hacer “caja” en dólares ante la salida de depósitos del sistema y las necesidades de pago.
Apuesta de riesgo
No hay una conducción única de los asuntos económicos y, además, Guillermo Moreno, el poderoso secretario de Comercio Interior, tiene claras diferencias con Mercedes Marcó del Pont, titular del Banco Central, sobre qué hacer con el dólar «blue». Hernán Lorenzino –confirmado por la Presidenta pese al “me quiero ir”–, no participa en esas decisiones.
Cristina Kirchner prefiere no hacer olas, ya que desdoblar el mercado cambiario ahora o acelerar el ritmo de las devaluaciones oficiales (5,5 por ciento en el primer cuatrimestre) impactaría en la inflación, con su efecto negativo sobre las elecciones primarias (11 de agosto) y generales (27 de octubre).
¿Aguantará la economía? ¿Qué sucederá “el día después” de los comicios? Está claro que las ironías del relato presidencial deberían dejar lugar a respuestas sensatas.