Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Claudio Fantini. Más allá de las visiones religiosas y las posiciones morales que existen sobre la legalización del aborto, la decisión del presidente Mauricio Macri de llevar el tema al debate parlamentario es un asunto de salud pública; ergo, un acierto político relevante. Es posible que la decisión no tenga que ver con la relevancia del asunto, sino con una astuta jugada política.
En lo inmediato, dio vuelta de un plumazo la página de la masiva protesta del sindicalista Hugo Moyano contra la política económica. La mira apunta aún más lejos.
Más allá de la importancia de debatir la legalización del aborto por las razones que expone el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, es posible que se trate de una estrategia diseñada por el asesor Jaime Durán Barba para causar un sismo que resquebraje la alianza que se intenta formar en la vereda opositora.
El impulso del Papa Francisco
Existen señales de que, con el impulso del papa Francisco, el peronismo busca reunificarse incluyendo en su interior al kirchnerismo. Ese conglomerado daría a Cristina Kirchner el blindaje contra los jueces que investigan la corrupción, pero no le daría el liderazgo ni la postulación presidencial en 2019.
Macri, cada vez con menos margen para ignorar alarmas – mi análisis en Turello Turello https://t.co/cWZNhrqyy3
— Claudio Fantini (@claudioofantini) 13 de febrero de 2018
La razón por la que el Papa descendería a la arena política argentina como armador de la oposición peronista, es un asunto a tratar en otra oportunidad. De momento, lo que vale señalar que su rol de armador o, al menos, de referente de ese espacio, hace de un tema como el aborto un obstáculo difícil de superar en el camino de la unificación.
Aunque Cristina Kirchner siempre fue contraria a la legalización del aborto, el conglomerado que lidera incluye agrupaciones pro-abortistas. El vínculo estaba dado por el pragmatismo del matrimonio Kirchner y por su enfrentamiento con el entonces cardenal Jorge Bergoglio. De hecho, Cristina se oponía al matrimonio igualitario y trató de desalentar a Vilma Ibarra, que impulsaba esa norma, para que desistiera. Pero ni bien vio las encuestas sobre el tema, cambió de posición y se adueñó del proyecto.
Probablemente, haría lo mismo con el aborto.
«El debate parlamentario sobre la legalización del aborto podría […] resquebrajar el panperonismo«
El problema que hoy tiene el kirchnerismo es que Bergoglio ya no es aquel duro adversario que lo enfrentaba desde el arzobispado, sino el jefe de la iglesia católica que, por razones enigmáticas y probablemente oscuras, parece actuar como protector de los referentes kirchneristas y como armador externo de la oposición a Macri.
Por esa razón, el debate parlamentario sobre la legalización del aborto podría impactar en la línea de flotación del kirchnerismo y resquebrajar el panperonismo antes de haber alcanzado un acuerdo de unidad.