Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Claudio Fantini. Al gobierno de Cristina Kirchner lo demolió un comentario del ministro de Economía de “Pepe” Mujica, mientras que al gobierno de Evo Morales lo elogió efusivamente el Fondo Monetario Internacional, describiendo una situación admirable.
Para el ministro frenteamplista Mario Bergara, la economía argentina atraviesa una situación de gran “volatilidad” en manos de un gobierno del que “no se sabe el rumbo ni quién está al mando”. En cambio, al de Evo lo felicitó el organismo más duramente crítico con las políticas populistas de los liderazgos de izquierda.
No es nuevo que el Frente Amplio uruguayo critique el modelo kirchnerista. Por el contrario, nada tiene de común que el FMI emita un comunicado para elogiar el modelo económico y social de la izquierda indigenista que conduce Bolivia.
El Fondo felicitó a Evo Morales porque la macroeconomía y las políticas sociales activas y eficaces que ejecuta han triplicado el ingreso per cápita y han reducido notablemente la pobreza. Destaca su éxito en la política antiinflacionaria con aumentos de tasas de interés y mejor distribución de alimentos. También la solidez del sistema financiero y de las políticas para redistribuir riqueza.
Hace tiempo que Bolivia da señales de éxito económico y social. También ha bajado notablemente el nivel de enfrentamiento con la región más liberal y capitalista: la llamada “Medialuna”, donde se encuentran los poblados de Beni, Pando y la próspera Santa Cruz de la Sierra.
Paralelamente, bajó el tono confrontativo y el nivel de ideologización que caracterizaban los discursos de Evo Morales y su vicepresidente Álvaro García Linera.
Sorprende que el FMI dedique atención y elogios a políticas sociales, pero lo que destaca es que el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) puede financiarlas gracias a su logro principal: superávits gemelos en las cuentas fiscales y en las cuentas externas.
Ésos eran el mérito de la gestión de Néstor Kirchner que se perdieron con la gestión de su esposa. Por eso, a diferencia de Bolivia, la Argentina entró en una deriva que el ministro frenteamplista de Economía retrata al decir: “No está claro el rumbo ni se sabe quién está al mando”.●