Por Claudio Fantini. El pasado lunes 29 de Septiembre Mafalda cumplió 50 años. Medio siglo de un tratado sociológico que retrató la clase media de la Argentina de los sesenta y setenta. También de dos generaciones: los hijos de la televisión y sus sufridos padres.

El 50 aniversario de Mafalda, dibujada por el inefable Quino.

Mafalda y sus amiguitos crecieron con un televisor en el living, por eso hacían preguntas que sus padres no sabían responder. Les preguntaban de política y de sexo, entre tantas cosas que desbordaba a una generación crecida en un mundo diferente, porque no tenía semejante ventana despertando inquietudes de todo tipo desde la niñez.

❝Mafalda expresaba además un ‘deber ser’❞

Mafalda expresaba además un “deber ser” condenado al aislamiento en una sociedad mecanizada y resignada a la mediocridad.

Era una humanista en un mundo duro y absurdo. Ella expresaba, mejor que sus amiguitos, el espíritu de su creador.

Además de un genial observador de la sociedad y los tiempos, Joaquín Lavado, el inefable Quino, es un humanista de una humildad que irradia generosidad y decencia. Por eso pertenece a la estirpe de los imprescindibles. Junto a María Elena Walsh y algunos otros, Quino es de los creadores cuya creación y cuya personalidad se aúnan para enriquecer la vida de los otros.

No tienen contraindicaciones, su paso por la vida pública sólo enriquece. Son una elite, una estirpe conmovedora. Eso son los imprescindibles.■

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Claudio Fantini

Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.