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Por Claudio Fantini. Son hechos concretos, contundentes. Ayer, comenzó el día con los equipos argentinos de rugby y de tenis sufriendo derrotas, y terminó con La Cámpora logrando una victoria y una presentación estelar, la de Máximo Kirchner.
Cuarenta mil personas en el estadio de Argentinos Juniors es un dato importante. A eso, sumó una sorpresa inesperada en la oposición, aunque también en buena parte del kirchnerismo: el orador principal fue Máximo Kirchner.
El hijo del ex presidente y de la actual mandataria no sólo tiene voz como para hacerse escuchar desde una tribuna, sino también puede usarla en un discurso de contenido político.
No deslumbró, pero tampoco hizo el papelón que muchos habrían vaticinado. Al papelón, en todo caso, lo hizo Daniel Scioli, quien felicitó a la juventud que logró colmar un estadio y saludó el acto, incluyendo los discursos, a pesar que tanto Máximo Kirchner como Andrés “el Cuervo” Larroque ningunearon su candidatura presidencial al proclamar, de modo directo, que Cristina Kirchner debiera poder competir por su re-reelección.
El otro dato insoslayable de acto fue que el proyecto de la re-reelección para que haya “Cristina eterna”, no está muerto y enterrado.
De tal modo, la tarde del sábado mostró una fuerza política que la oposición debiera tener en cuenta, en lugar de sentenciar con triunfalismo un inexorable “fin de ciclo”.
Habría sido mejor ostentar convicciones desde el pensamiento crítico, pero la militancia reunida en el estadio “Diego Armando Maradona” hizo una demostración de la eficiencia del adoctrinamiento que tiene la estructura kirchnerista. El problema de la oposición es que no puede mostrar ni una cosa ni la otra en sus escuálidas ramas juveniles.
Pero el problema del kirchnerismo también quedó a la vista en ese sábado con sorpresas: el único dirigente competitivo que quiere presentarse como oficialista (Scioli), es permanentemente ninguneado y humillado por la dirigencia y la militancia de una fuerza que corre serio riesgo de perder por carencia de postulantes medianamente fuertes.
El dato clave del acto camporista es que Máximo subió por primera vez a un escenario. Y seguramente no volverá a bajarse.